Agorafobia, tipo de trastorno de ansiedad caracterizado por la evitación de situaciones que inducen un miedo intenso y pánico. El término deriva de la palabra griega agora, que significa «lugar de reunión», «espacio abierto» o «mercado», y de la palabra inglesa phobia, que significa «miedo». Muchos pacientes con agorafobia se sienten incómodos en lugares desconocidos o en zonas concurridas o abiertas, como tiendas, mercados, restaurantes y teatros, donde pueden entrar inadvertidamente en situaciones que perciben que están fuera de su control. Aunque la relación entre la agorafobia y el trastorno de pánico no está clara, muchos pacientes agorafóbicos también experimentan ataques de pánico. Estos individuos a menudo tienen miedo de tener un ataque de pánico en un lugar público, que perciben como vergonzoso, o de tener un ataque de pánico en un lugar alejado de su médico o clínica médica o donde efectuar la atención médica podría ser difícil. Como resultado, muchos tienen dificultades para conducir largas distancias, cruzar puentes y atravesar túneles. En su estado más grave, la agorafobia puede hacer que la persona que la padece se quede confinada en casa.
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La agorafobia generalmente se trata con una combinación de medicación específica y psicoterapia individual. La terapia cognitivo-conductual (TCC), una forma de psicoterapia individual, también parece ser eficaz en el tratamiento del trastorno de pánico; su combinación con la medicación puede ser incluso más potente. La TCC suele consistir en ejercicios de distracción y respiración, junto con educación para ayudar al paciente a hacer atribuciones más adecuadas para los síntomas somáticos angustiosos. La exposición para desensibilizar a los pacientes a sus miedos es la intervención más eficaz, y en su forma más básica puede consistir en animar suavemente a los pacientes a entrar en situaciones temidas, como ir a comprar a un supermercado.