Hablo mucho conmigo mismo. Me ayuda a mantener la concentración en la actividad que tengo entre manos, me hace concentrarme más en mis estudios y me da algunas ideas bastante brillantes mientras charloteo conmigo mismo; y lo que es más importante, produzco mejores trabajos. Por ejemplo, ahora mismo, mientras escribo, no paro de murmurar conmigo mismo. ¿Habla usted consigo mismo? No te avergüence admitirlo porque la ciencia ha descubierto que quienes hablan consigo mismos son en realidad genios… ¡y no están locos!
Antecedentes de la investigación
El psicólogo-investigador Gary Lupyan realizó un experimento en el que se mostraban objetos a 20 voluntarios, en un supermercado, y se les pedía que los recordaran. A la mitad de ellos se les dijo que repitieran los objetos, por ejemplo, el plátano, y la otra mitad permaneció en silencio. Al final, el resultado demostró que el habla autodirigida ayudaba a las personas a encontrar los objetos más rápidamente, entre 50 y 100 milisegundos, en comparación con los que permanecían en silencio.
«A menudo murmuro para mí mismo cuando busco algo en la nevera o en las estanterías del supermercado», dijo Gary Lupyan.
Esta experiencia personal le llevó a realizar este experimento. Lupyan, junto con otro psicólogo, Daniel Swigley, llegó a los resultados de que los que hablan consigo mismos son genios. Estas son las razones:
Estimula tu memoria
Cuando hablas contigo mismo, tu mecanismo sensorial se activa. Se facilita tu memoria ya que puedes visualizar la palabra, y puedes actuar en consecuencia.
Ayuda a mantenerse concentrado
Cuando lo estás diciendo en voz alta, te mantienes concentrado en tu tarea, y te ayuda a reconocer esas cosas inmediatamente. Por supuesto, esto sólo ayuda si sabes cómo es el objeto que estás buscando. Por ejemplo, un plátano es de color amarillo, y tú sabes cómo es un plátano. Por eso, cuando lo dices en voz alta, tu cerebro se imagina inmediatamente la imagen en tu mente. Pero si no sabes cómo es un plátano, entonces no tiene ningún efecto decirlo en voz alta.
Te ayuda a aclarar tus pensamientos
Cada uno de nosotros tiende a tener varios tipos de pensamientos. La mayoría tienen sentido, mientras que los otros no. Supongamos que estás furioso con alguien y tienes ganas de matar a esa persona. Ahora bien, para este asunto no vas a correr a un terapeuta, ¿verdad? No, lo que haces es encerrarte en una habitación y murmurar para ti mismo. Vas soltando la rabia hablando contigo mismo, los pros y los contras de matar a esa persona, y al final te calmas. Este es un pensamiento tonto que tienes y eres incapaz de compartirlo con otra persona. La psicóloga Linda Sapadin dijo,
«Te ayuda a clarificar tus pensamientos, a atender a lo que es importante y a reafirmar cualquier decisión que estés contemplando»
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