Novedad de este mes: Más rabietas
Primero las malas noticias: el temperamento de tu hijo pequeño se despierta con facilidad. Ahora la buena: sus muestras de enfado o frustración suelen durar poco. Por supuesto, puede parecer que tu hijo escoge los peores momentos para lanzar sus ataques -en medio de la tienda de comestibles, en el aeropuerto delante de tu suegra- y depende de ti experimentar con formas de manejar los estallidos. Una de las razones por las que los niños parecen derrumbarse en público es simplemente que están sobreestimulados: La gente desconocida, las luces brillantes y los ruidos fuertes al mismo tiempo pueden ser demasiado para su hijo. Cuando estás fuera de casa intentando hacer recados, tu hijo sabe que no tiene toda tu atención, que es lo que más desea, y hará cualquier cosa para conseguirla.
Lo que puedes hacer
A menudo puedes evitar las crisis durante los recados si te mantienes conectado emocionalmente con tu hijo lo mejor que puedas, a pesar de todo lo que tienes que hacer, lo que hará que los recados sean más divertidos para ambos. Inventar un juego como «Veo copos de maíz, veo… ¡a ti!» y luego darle un gran abrazo mientras pones la caja en el carrito de la compra evitará que sienta que estás poniendo tu atención en todas partes menos en él. Pero las rabietas son inevitables: todos los niños tienen que desahogarse alguna vez. Y los niños que atraviesan los picos y valles del desarrollo físico y emocional pueden necesitar desahogarse todos los días.
Es posible que tengas que probar varias tácticas hasta que encuentres una forma de lidiar con las rabietas que te funcione. Intenta coger a tu hijo y sostenerlo tranquilamente hasta que se calme; no le grites ni intentes inmovilizar sus brazos, ya que esto sólo hará que se frustre más. Levántalo y llévalo a un lugar donde pueda hacer su berrinche con seguridad en el suelo o en el coche, mientras tú te sientas cariñosamente a su lado, asegurándole que le quieres. Si estás en casa y te resulta demasiado duro quedarte a escuchar su llanto, simplemente sal de la habitación. Tómate un momento para calmarte respirando profundamente o cogiendo un vaso de agua. Después, vuelve con tu hijo y hazle saber que estás ahí para ayudarle a calmarse y mantenerle a salvo.
Si el berrinche de tu hijo atrae la atención de otros adultos de los alrededores, es probable que te sientas avergonzada, pero tu hijo también lo percibirá y puede aumentar la intensidad de su rabieta. Su mejor opción en un entorno público es apretar los dientes y sonreír mientras aleja a su hijo de la escena.
Otros acontecimientos: Buscando límites, poniéndote a prueba
Una de tus labores más importantes como padre es poner límites a tu hijo. A veces te sentirás como un disco rayado, pero la próxima vez que veas que tu hijo pequeño empieza a hacer algo que le has pedido que no haga, observa el proceso. Por ejemplo, empezará a subirse al lavavajillas, cosa que le has pedido que no haga varias veces, pero te vigilará todo el tiempo. Aunque pienses que simplemente está siendo desafiante, en realidad te está poniendo a prueba y esperando a que intervengas y le digas: «Para, ya está bien».
Trata de recordar que muchos de los comportamientos aparentemente desafiantes y destructivos de tu hijo de 15 meses están relacionados con su desarrollo general. Cuando utiliza un lápiz de colores para hacer garabatos en la mesa de centro, no sabe que está estropeando un mueble, sino que está disfrutando de sus incipientes habilidades de motricidad fina. Y cuando se niega a irse a la cama, simplemente es consciente de que estar contigo es tan emocionante que no quiere dormir por si se pierde algo. Establecer rutinas, como un baño y un libro antes de acostarse, y darle amplias oportunidades para poner a prueba habilidades como «dibujar», ayudará a que este período sea menos frustrante para ti.
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