«Me estoy muriendo por dentro…»

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Tienes mucho dolor y me gustaría poder quitártelo. Has escrito de forma tan clara y concisa que casi me haces creer. Casi. Y entonces llego a tu última línea donde dices «…no quiero morir, simplemente ya no tengo ni idea de cómo vivir». Está bien dicho, es poético. Juntos tal vez podamos encontrar un camino. Ha habido mucho dolor y sufrimiento. Siento todo lo que has perdido y todo lo que echas de menos. El acoso escolar, la depresión, las autolesiones y la caída en picado de las calificaciones deben ser tan abrumadores. Es difícil de sobrellevar, por no decir otra cosa. Creo que lo has intentado y sé que es difícil. Pero por qué no intentar lo más difícil, antes de tomar una decisión tan definitiva. Si realmente sientes que no tienes nada que perder, ¿por qué no vas al médico, pides asesoramiento, hablas con tu madre, con un profesor, con alguien que pueda ayudarte? Vienes aquí y sé que tienes el valor, entonces por qué no dar un paso más. Tu vida merece mucho más. Tienes un lugar en este mundo. El tiempo siempre pasa y nada permanece igual. El cambio es lento y avanza penosamente. No siempre estarás acosado, sin amigos, deprimido y aislado. Este tiempo es ahora y duele mucho, pero este tiempo pasará. Aguanta un poco más y espera. Pero no te limites a esperar, arriésgate y busca ayuda. Está ahí, de verdad. Estamos aquí y puedes hablar con nosotros siempre que lo necesites. Llámanos si alguna vez tienes ganas de hacerte daño, queremos ayudarte a superarlo. Aguanta el miedo y expresa tus sentimientos, grítalo si es necesario. Levántate y hazte notar. Estás sufriendo y te mereces un poco de paciencia y atención. Si hablases con un médico, un profesor, tu madre, podrían llevarte al hospital y ponerte en contacto con recursos y servicios. Hay opciones para las personas que están deprimidas y quieren hacerse daño. Hay formas sanas de manejar y sobrellevar tu dolor y aliviar tu sufrimiento. ¿Cómo puedo convencerte de que te arriesgues, ojalá lo supiera? Todo lo que tengo son mis palabras y te agradezco que las leas, sólo puedo esperar que marquen la diferencia. Tienes una historia que contar, y es en el relato que podrías sanar. Tus palabras te dan fuerza, poder, aceptación y alivio. Te animo a que cuentes tu historia y a que sigas contándola, a que escribas sobre ella y a que la hables una y otra vez hasta que tu mente esté tranquila. Las respuestas están dentro de ti, posees el poder de hacer que se produzca el cambio, cree que puedes hacerlo. Me preocupa que tal vez ya hayas escuchado todo esto antes y mis palabras no sean nada nuevo. Sólo quieres lo que todos queremos, un poco de felicidad y sentir que perteneces, no es mucho pedir. Esto es lo que deseo para ti y esto es lo que creo que puedes tener si sólo te das la oportunidad, muchas oportunidades. Te mereces todas las que sean necesarias. No te diré «adiós», pero sí me despediré por ahora. Espero que volvamos a hablar. Que estés bien.

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