La gran noticia es que parece que tienes un niño encantador. Este problema, que es de control de sus impulsos y de autorregulación no es algo inusual. Dicho esto, la normalidad no hace que lidiar con él sea menos frustrante cuando ocurre.
El hecho de que este comportamiento se produzca habitualmente en lugares públicos puede sugerir una inmadurez en sus habilidades emocionales y sociales cuando está fuera del entorno familiar del hogar y/o una conciencia de que puede ser manipulador con éxito con estas rabietas cuando está en público. ¿Ha cedido alguna vez ante él cuando ha protagonizado una de estas rabietas? A veces, aunque el comportamiento negativo haya tenido «éxito» sólo unas pocas veces, los niños seguirán intentándolo para conseguir lo que quieren porque no han desarrollado la autorregulación emocional y/o una forma alternativa de «hacer valer su punto de vista».
Ya sabe qué castigos, consecuencias y técnicas de disciplina no funcionan, así que probemos algunas que sí lo hagan, con el tiempo. En primer lugar, no intentes ningún razonamiento sofisticado mientras dure la rabieta, es energía desperdiciada. Aunque no dé frutos, ya que parece que sube el volumen muy rápido, en cuanto veas que el escenario está preparado para que empiece a gritar en público, ponte físicamente a su altura y dale y utiliza la técnica de la empatía/alternativa: «Billy, sé que quieres esa chocolatina ahora mismo. No puedo dejar que la tengas porque si te la comes ahora no tendrás hambre para cenar. Si empiezas a gritar, harás que te lleve a casa ahora mismo. O si quieres, te compro esa chocolatina ahora, la llevamos a casa y te la comes luego, después de la cena». Una técnica como ésta reconoce el deseo del niño y fomenta un autocontrol alternativo adecuado que le permitirá conseguir lo que quiere, si sus deseos son razonables.
En segundo lugar, tenga una conversación con su hijo cuando él y usted estén en un estado de calma y explíquele cómo va a responder cada vez que haga un berrinche en público (o en cualquier otro lugar): «Billy, parece que me estás demostrando que aún no estás preparado para salir conmigo porque gritas cuando no consigues algo que quieres. No voy a aceptar más ese tipo de comportamiento, así que avísame cuando estés preparado para ser un chico con el que pueda hablar en una tienda y no uno que grite, y podrás empezar a salir conmigo. Si salimos y sigues gritando, te daré 2 minutos para que te calmes y me escuches, porque sé que puede costar varias veces que dejes de hacerlo. Si no has parado en 2 minutos nos iremos a casa y esperaremos más tiempo antes de que vuelvas a salir conmigo. Depende de ti ver cuando quieres dejar de gritar. «
Entiendo que estas técnicas pueden hacer que te pongas de canguro o que dejes una bolsa llena de comida en una tienda unas cuantas veces, pero he visto los resultados positivos de esta técnica combinada funcionar muchas veces. Pruébala. Muestra las consecuencias lógicas y naturales del comportamiento bueno y del inaceptable y da al niño la responsabilidad y la oportunidad de cambiar.