Cuándo, por qué y cómo podrías hacerte un electrocardiograma.
Aunque el primer electrocardiograma registrado data de hace más de un siglo, esta prueba no invasiva sigue siendo una de las herramientas esenciales de la medicina. Es rápida e indolora, produce resultados de inmediato y ayuda a diagnosticar docenas de afecciones cardíacas. Cualquier síntoma relacionado con el corazón, como el dolor en el pecho o las palpitaciones, justifica la realización de un electrocardiograma, también conocido como ECG (del alemán elektrokardiogramm).
Algunos proveedores de atención primaria incluyen un ECG como parte de un examen físico anual. El año pasado, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU. (USPSTF) desaconsejó la realización rutinaria de ECG en personas con bajo riesgo de padecer enfermedades cardíacas. Pero, ¿qué ocurre con las personas de mayor riesgo, como las que tienen la tensión arterial alta, niveles elevados de colesterol o incluso la edad avanzada? Según el USPSTF, el jurado aún no ha decidido qué hacer con ellos. Una posible razón: el grupo de trabajo puso el listón muy alto: buscaba pruebas concluyentes de que un ECG de rutina condujera directamente a una mejora de los resultados, como las complicaciones relacionadas con las obstrucciones de las arterias coronarias.
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