Alex Upton se enfrentó a un dilema familiar para cualquier padre cuando no pudo averiguar por qué su hijo pequeño no dejaba de gritar ni tomaba el biberón una mañana de la semana pasada.
La madre británica finalmente encontró al culpable, que según ella casi podría haber causado la amputación de cuatro de los dedos del pie de su hijo Ezra: un solo mechón de pelo.
El niño de 10 semanas tenía un torniquete de pelo en los dedos de su pie izquierdo que le cortaba la circulación durante unas 12 o 14 horas y se los dejaba rojos e hinchados.
«Desde luego, a partir de ahora lo revisaré todo en busca de pelo», dijo Upton a la cadena británica Kennedy News and Media. «Me sentí muy mal. No puedo creer que las comadronas o los médicos no te adviertan del riesgo cuando tienes un bebé».
Upton, de 26 años, estaba cambiando a Ezra cuando vio un mechón de su pelo castaño enrollado con fuerza alrededor de los dedos del pie en un torniquete de pelo, que es cuando un mechón de pelo se enrolla inexplicablemente alrededor de un dedo del pie con tanta fuerza que puede cortar la piel y potencialmente cortar la circulación sanguínea.
«Temía que Ezra pudiera perder algunos de sus dedos y fácilmente podría haber necesitado (que se los quitaran) si no me hubiera dado cuenta del pelo en ese momento», dijo.
Los torniquetes de pelo suelen ocurrir cuando los padres tienen el pelo largo y los bebés se lo agarran, o un trozo acaba en el pañal o el calcetín sin que los padres se den cuenta.
Upton quitó fácilmente el pelo de tres de los dedos del pie de Ezra, pero necesitó 15 minutos antes de poder meter unas pinzas por debajo del pelo de uno de los dedos del pie fuertemente envuelto para finalmente arrancarlo todo.
Ella y su marido Ben, de 29 años, llevaron al bebé al médico, que les dio una crema antibacteriana para poner en los dedos de Ezra después de revisarlo. Desde entonces se ha recuperado por completo.
Upton espera que su terrible experiencia sirva para que otros padres conozcan el peligro de los torniquetes capilares. A una pareja de Kansas le ocurrió lo mismo en 2016 con su hija de 19 semanas.
«Normalmente soy muy consciente de la seguridad de los niños, pero nunca esperé que nos ocurriera esto», dijo.
«Mi consejo para cualquier padre sería que cuando cambie a los bebés o les ponga los calcetines, o incluso los saque de la bañera, compruebe a fondo y se asegure de dar la vuelta a la ropa primero para eliminar cualquier pelo suelto».
