Muchos principiantes temen la «carrera larga», pensando erróneamente que tiene que ser una aventura épica y agotadora. Sin embargo, cualquier carrera que sea más larga que cualquier distancia que haya cubierto en las últimas tres semanas se califica como larga. No te sientas avergonzado si eso significa que tu carrera larga sería de cinco kilómetros, o menos. Tú eres quien establece tus límites y determina cuándo correr más allá de ellos. A continuación te explicamos cómo y por qué hacerlo cuando estés preparado.
¿POR QUÉ ATENCIÓN? Desarrollarás tu resistencia. Con el tiempo, tus pies, piernas, tendones y articulaciones se adaptan mejor al movimiento de correr, lo que los hace más eficientes. ¿El resultado? Podrás correr más tiempo antes de cansarte.
¿Cómo de rápido? Una introducción suave te ayudará a adaptarte a una distancia mayor. Corre de dos a tres minutos por milla más despacio de lo que normalmente corres en tus carreras fáciles. Por ejemplo, si corre fácilmente a un ritmo de 10 minutos por milla los martes, corra a un ritmo de 12 a 13 minutos por milla los sábados. Utilice una relación carrera/camino de dos minutos por cada minuto.
¿Cuál es la distancia? Para su primera carrera larga, recorra un cuarto de milla más que su carrera más larga en las tres semanas anteriores. A partir de ese momento, aumente la distancia en un cuarto de milla hasta una milla completa cada vez.
¿Con qué frecuencia? Corre largo cada siete a 14 días. Muchos corredores optan por hacer estas carreras el fin de semana, cuando tienen más tiempo. Evita el ejercicio extenuante el día anterior para llegar a la carrera con las piernas frescas.
¿No tendré dolores? Si lo haces bien, no tienes por qué estar fuera de combate después de una carrera larga. Sólo tienes que reducir el ritmo y hacer muchos descansos para caminar.
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