Células glandulares atípicas: nueva terminología de Bethesda y directrices de gestión

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Aunque las pruebas de Papanicolaou han permitido la detección precoz de lesiones premalignas, la introducción de nuevos dispositivos colectores ha mejorado significativamente la detección de lesiones ocultas en el canal endocervical, como el adenocarcinoma in situ (AIS). El término «células glandulares atípicas de significado indeterminado» (AGUS) se introdujo en la Conferencia de Bethesda de 1988 y se definió como cambios morfológicos en las células glandulares más allá de los que son sugestivos del proceso reactivo benigno, pero insuficientes para el diagnóstico de adenocarcinoma in situ (AIS). En el nuevo sistema de Bethesda de 2001, el término se ha eliminado y se ha sustituido por el de «células glandulares atípicas» (CGA), con las siguientes subclasificaciones: no especificado (NOS), neoplasia favorable, AIS endocervical y adenocarcinoma. Los riesgos de enfermedad premaligna o maligna asociados a la categoría AGC favorecen la neoplasia son sustancialmente mayores que en la categoría AGC NOS (96% frente a 9-41%, respectivamente). Las pacientes diagnosticadas con AGC NOS o AGC favorecen la neoplasia requerirán colposcopia, muestreo endocervical y, para las pacientes mayores de 35 años, biopsia endometrial. Si todas estas pruebas son negativas, la prueba de Papanicolaou debe repetirse en intervalos de 4 a 6 meses hasta obtener 4 pruebas normales consecutivas. Los resultados positivos en una de las pruebas requerirán un manejo según las directrices de la ASCCP. El diagnóstico de neoplasia de AGC favorece también la conización cervical y/o otras pruebas, ya que la incidencia de lesiones premalignas o malignas en pacientes con este diagnóstico es alta. El papel de las pruebas del VPH en este contexto se desconoce en este momento.

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