La luz es a la vez evidente y misteriosa. Todos los días nos bañamos en calor amarillo y evitamos la oscuridad con bombillas incandescentes y fluorescentes. Pero, ¿qué es exactamente la luz? Vislumbramos su naturaleza cuando un rayo de sol atraviesa una habitación llena de polvo, cuando aparece un arco iris después de una tormenta o cuando una pajita en un vaso de agua parece desordenada. Sin embargo, estos atisbos sólo conducen a más preguntas. ¿La luz viaja como una onda, un rayo o una corriente de partículas? ¿Es un solo color o muchos colores mezclados? ¿Tiene una frecuencia como el sonido? ¿Y cuáles son algunas de las propiedades comunes de la luz, como la absorción, la reflexión, la refracción y la difracción?
Podría pensarse que los científicos conocen todas las respuestas, pero la luz sigue sorprendiéndoles. He aquí un ejemplo: Siempre hemos dado por sentado que la luz viaja más rápido que cualquier otra cosa en el universo. Sin embargo, en 1999, investigadores de la Universidad de Harvard consiguieron ralentizar un haz de luz hasta 38 millas por hora (61 kilómetros por hora) haciéndolo pasar por un estado de la materia conocido como condensado de Bose-Einstein. ¡Eso es casi 18 millones de veces más lento de lo normal! Nadie habría creído posible semejante hazaña hace apenas unos años, pero así es el capricho de la luz. Justo cuando crees que la tienes resuelta, desafía tus esfuerzos y parece cambiar su naturaleza.
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Aún así, hemos avanzado mucho en nuestra comprensión. Algunas de las mentes más brillantes de la historia de la ciencia han centrado sus poderosos intelectos en el tema. Albert Einstein trató de imaginar cómo sería montar en un rayo de luz. «¿Y si uno corriera detrás de un rayo de luz?», preguntó. «¿Qué pasaría si uno se montara en el rayo? … Si uno corriera lo suficientemente rápido, ¿ya no se movería en absoluto?»
Einstein, sin embargo, se está adelantando a la historia. Para apreciar cómo funciona la luz, tenemos que situarla en su contexto histórico adecuado. Nuestra primera parada es el mundo antiguo, donde algunos de los primeros científicos y filósofos reflexionaron sobre la verdadera naturaleza de esta misteriosa sustancia que estimula la vista y hace visibles las cosas.