La Basílica

La palabra latina «basílica» se utilizaba originalmente para describir un edificio público romano (como en Grecia, principalmente un tribunal), normalmente situado en el foro de una ciudad romana.

En las ciudades helenísticas, las basílicas públicas aparecieron en el siglo II a.C.. Después de que el Imperio Romano se convirtiera oficialmente en cristiano, el término pasó a referirse, por extensión, a una iglesia grande e importante a la que el Papa había concedido ritos ceremoniales especiales. Así, la palabra conserva hoy dos sentidos, uno arquitectónico y otro eclesiástico.

Catedral de San Pedro, Vaticano.

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¿CUÁL FUE LA PRIMERA BASÍLICA?

La basílica más antigua que se conoce, la Basílica Porcia, fue construida en el Foro de Roma en el año 184 a.C. por Catón el Viejo en la época en que era censor.

Al final del imperio romano, sólo el Foro tenía al menos siete basílicas.

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¿Basílica o iglesia?

La Catedral Basílica de San Juan Bautista, Canadá.

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Las iglesias cristianas modernas se llaman basílicas porque los antiguos cristianos romanos, que no tenían lugares para reunirse y rendir culto, se congregaban en edificios públicos llamados basílicas.

En arquitectura, «basílica» en su uso más antiguo designaba cualquier número de grandes edificios públicos techados en la antigua Roma y la Italia precristiana, mercados, tribunales, paseos cubiertos y salas de reunión.

Sin embargo, gradualmente la palabra se limitó a edificios de forma más o menos definida: estructuras rectangulares amuralladas con un vestíbulo abierto que se extiende de extremo a extremo, generalmente flanqueado por pasillos laterales separados por columnatas (en los edificios grandes, a menudo se extienden completamente alrededor del área central), y con una plataforma elevada en uno o ambos extremos.

Partes de una basílica paleocristiana

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1) Propileo: edificio de entrada de un recinto sagrado, ya sea iglesia o palacio imperial.

2) Atrio: en la arquitectura paleocristiana, bizantina y medieval, patio delantero de una iglesia; por lo general, rodeado de cuatro pórticos con columnas.

3) Nártex: vestíbulo o pórtico que precede a la nave de una iglesia.

4) Nave: el gran espacio central de una iglesia. En las iglesias longitudinales, se extiende desde la entrada hasta el ábside (o sólo hasta el crucero si la iglesia lo tiene) y suele estar flanqueada por naves laterales.

5) Nave lateral: uno de los pasillos que discurren paralelos a la nave de una iglesia y que están separados de ella por una arcada o columnata.

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6) Crucero: zona de una iglesia en la que se cruzan el crucero y la nave.

7) Transepto: en una iglesia cruciforme, todo el brazo colocado en ángulo recto con la nave. Obsérvese que el transepto aparece con poca frecuencia en las iglesias paleocristianas. La antigua San Pedro es uno de los pocos ejemplos de basílica con transepto de esta época. El transepto no se convertiría en un componente estándar de la iglesia cristiana hasta el período carolingio.

8) Ábside – un hueco, a veces rectangular pero generalmente semicircular, en la pared al final de una basílica romana o iglesia cristiana. El ábside de la basílica romana solía contener una imagen del emperador y era el lugar donde el magistrado impartía las leyes. En la basílica paleocristiana, los ábsides contenían la «cátedra» o trono del obispo y el altar.

9) Elevación de la nave – término que se refiere a la división del muro de la nave en varios niveles. En la basílica paleocristiana, el alzado de la nave suele estar compuesto por una columnata o arcada de la nave y un claristorio.

10) Clerestorio – un piso claro, es decir, una fila de ventanas en la parte superior de un muro. En las iglesias, las ventanas del claristorio sobre los techos de las naves laterales permiten la iluminación directa de la nave.

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La planta basilical, con su nave, pasillos y ábside, siguió siendo la base de la construcción de iglesias en la Iglesia occidental. Poco a poco fue dejando de utilizarse en la Iglesia de Oriente.

El exterior de este tipo de edificios era sencillo y rara vez se decoraba. La simplicidad del interior, sin embargo, proporcionaba superficies adecuadas para una elaborada ornamentación.

Aunque la basílica es principalmente característica de Roma, hay muchos ejemplos en otros lugares.

Innovaciones estructurales

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Los romanos pudieron construir enormes complejos como éste gracias a una ingeniosa innovación de la ingeniería: el hormigón.

Los edificios griegos no podían tener generalmente varios pisos porque la piedra era un material demasiado pesado para soportarlo. No podían tener techos en forma de cúpula por la misma razón.

Los romanos no fueron los primeros en utilizar el hormigón, pero sí fueron los primeros en utilizarlo como material de construcción.

Puede que otras culturas hayan utilizado el hormigón para anclar columnas o parchear agujeros, pero los romanos perfeccionaron la receta y descubrieron que era más ligero y resistente que la piedra, que ocupaba menos espacio y que se podían cortar ventanas en él sin comprometer el muro. También era mucho más barato que la piedra y se vertía en la forma deseada, en lugar de construirse.

La asequibilidad del hormigón es una de las razones por las que los romanos pudieron construir tantas cosas en todo su imperio.