Las diferencias entre estereotipos y prejuicios

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Antes de hablar de sus diferencias, deberíamos empezar por definir estas dos palabras. Los estereotipos son creencias que tenemos sobre las características de un grupo. La palabra prejuicio se refiere a las valoraciones negativas de esos grupos. La primera está más relacionada con la parte cognitiva del cerebro, mientras que la segunda está más relacionada con la parte emocional. Los estereotipos surgen al tener un conocimiento general sobre un grupo, mientras que los prejuicios surgen cuando atribuimos esas características generales a cada uno de los miembros de ese grupo. Cuando tenemos prejuicios, hacemos inferencias que facilitan la aceptación o el rechazo de ese grupo.

Los estereotipos reducen nuestro gasto de energía mental. Esto se debe a que la formación de grupos y la asignación de características similares a los grupos nos facilita «conocer» y «entender» a esas personas. Los estereotipos ahorran energía y no siempre tienen que ser negativos. Lo que debemos tener en cuenta es que los estereotipos son generalizaciones y hacen referencia a características amplias que en ningún caso representan una imagen completa de ese grupo o individuo.

Un ejemplo de estereotipo podría ser la creencia de que todos los sureños son graciosos. También podemos creer que la gente del Norte es más liberal o que todos los tejanos hablan con acento. Son grandes grupos a los que hemos asignado o atribuido ciertas características. El problema es cuando pensamos que los estereotipos son siempre ciertos.

Estereotipos vs. prejuicios

Los prejuicios, en cambio, nos hablan y forman parte de una actitud negativa. Así como dijimos que tener estereotipos es una respuesta normal y social, el prejuicio implica una connotación negativa. Siguiendo con nuestro ejemplo anterior de creer que todos los tejanos tienen acento, el prejuicio negativo sería que no están educados en un inglés correcto.

Esta idea parte de un estereotipo. En nuestro cerebro, aplicamos el estereotipo a un grupo y le damos una connotación negativa. Eso crea un prejuicio contra ese grupo. Si llevamos este proceso un paso más allá, tenemos la discriminación. La discriminación incorpora tanto el estereotipo como el prejuicio.

¿Qué papel desempeñan los estereotipos?

Los psicólogos sociales han estudiado los estereotipos, cómo surgen y las diferencias que existen entre el prejuicio y la discriminación. Estas son las funciones cognitivas que cumplen los estereotipos:

  • Sistematizar y simplificar la realidad. Hacer grupos amplios que podamos categorizar y clasificar nos permite simplificar mentalmente el mundo. Así, el mundo se vuelve más predecible y más fácil de entender.
  • Defender los valores de las personas. Los grupos nos permiten asignar características generales. Cuando hacemos esto, se hace más fácil «entender» y compararnos con ellos.
  • Mantener el control social. Es más fácil controlar a un grupo que a muchos individuos.

¿Es posible limitar los estereotipos y los prejuicios?

Si entendemos que los estereotipos surgen como una función cognitiva, facilitando así la agrupación y la comprensión social, podemos beneficiarnos de ellos. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando los estereotipos nos limitan? Pues esto sucede cuando nos impiden descubrir que esas proyecciones sobre las personas no siempre son ciertas. Si nos detenemos a observar más de cerca a los grupos e individuos, encontraremos muchas diferencias.

Limitar los estereotipos y los prejuicios es posible si, en lugar de juzgar, nos limitamos a observar.

Los estereotipos no existen para limitarnos. Más bien, lo que tenemos que hacer es limitarlos y manejarlos con cuidado. Aunque ayudan a nuestro cerebro a organizarse, no siempre son correctos. Los estereotipos, como hemos visto, son el punto de partida de los prejuicios. Si podemos limitar los estereotipos, podemos, por tanto, limitar cualquier prejuicio.

Cambiar un estereotipo o un prejuicio sólo es posible si nos acercamos al grupo y tratamos de observarlo sin aplicar filtros ni tratar de confirmar ideas previas. Más bien, debemos intentar ponerlas a prueba. Debemos dedicar nuestros esfuerzos a centrarnos en ideas y situaciones que contrarresten lo que pensábamos anteriormente sobre ese grupo.

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