Este artículo incluye la discusión de los síndromes de cefalea que responden a la indometacina, la indometacina, la cefalea en racimos, la hemicránea continua, la hemicránea paroxística y la cefalea hipnótica. Los términos anteriores pueden incluir sinónimos, trastornos similares, variaciones de uso y abreviaturas.
Resumen
Los síndromes de cefalea que responden a la indometacina representan un grupo único de trastornos primarios de cefalea caracterizados por una respuesta rápida y a menudo completa a la indometacina. Los síndromes de cefalea que responden a la indometacina se dividen en 2 categorías distintas en la Clasificación Internacional de Trastornos de Cefalea, 3ª edición (ICHD-3 beta): cefalalgias autonómicas del trigémino (hemicránea paroxística y hemicránea continua) y otras cefaleas primarias, incluyendo la cefalea punzante primaria y las cefaleas inducidas por Valsalva (cefalea primaria por tos, cefalea primaria por ejercicio, cefalea primaria asociada a la actividad sexual). Además, se han descrito la cefalea en racimos y la cefalea hipnótica como otros dos trastornos de cefalea primaria que pueden responder a la indometacina. La velocidad de las publicaciones sobre indometacina y cefalea ha disminuido en los últimos años. La mayoría de los trabajos han sido específicos sobre indometacina y cefaleas autonómicas del trigémino (Bordini et al 2016).
Puntos clave
– Los síndromes de cefalea que responden a indometacina pueden dividirse en 2 grupos: (1) cefalalgias autonómicas del trigémino (hemicránea paroxística, código 3.2 y hemicránea continua, código 3.4) y (2) otras cefaleas primarias, incluidas las cefaleas inducidas por Valsalva (cefalea primaria por tos, cefalea primaria por ejercicio, cefalea primaria asociada a la actividad sexual, códigos 4.1 a 4.3), y la cefalea punzante primaria (código 4.7). |
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– No todas las hemicráneas continuas son laterales y responden al tratamiento con indometacina. |
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– La cefalea primaria por tos suele ser autolimitada. |
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– El síndrome de vasoconstricción cerebral reversible (SVI) debe considerarse como posible etiología subyacente antes del diagnóstico de cefalea primaria asociada a la actividad sexual. |
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– La cefalea en racimos también puede responder a la indometacina. |
Nota histórica y terminología
La indometacina es un agente único que se introdujo en la práctica clínica en 1963. Es un fármaco indolacético no esteroideo que tiene propiedades antiinflamatorias y antipiréticas-analgésicas. Es el único agente de esta categoría que tiene más actividad antiinflamatoria que la aspirina (Insel 1990). Se utiliza para muchas afecciones médicas, como el conducto arterioso persistente, la tocólisis, la artritis reumatoide, la artrosis, la espondilitis anquilosante y la gota. La indometacina se utiliza en oftalmología para la uveítis y la inflamación postoperatoria.
Los mecanismos de la indometacina con un excelente efecto sobre algunos dolores de cabeza no están claros. Sin embargo, algunas características especiales de la indometacina pueden desempeñar un papel importante en el efecto. La indometacina tiene el mayor paso de la barrera hematoencefálica en comparación con el naproxeno y el ibuprofeno. En un estudio con animales, la indometacina pudo inhibir la vasodilatación dural inducida por el NO, pero el efecto no se encontró en los grupos de naproxeno e ibuprofeno (Summ et al 2010). Parece que la indometacina tiene una actividad vasoconstrictora más potente y una actividad única de la vía inhibidora directa neuronal o dependiente del óxido nítrico (Lucas 2016). Además, en los experimentos se descubrió que la indometacina tiene un perfil cinético de unión estrecha dependiente del tiempo; el naproxeno muestra una unión débil dependiente del tiempo, y el ibuprofeno actúa a través de la inhibición competitiva de la COX1 y la COX2 (Gierse et al 1999). Algunos estudios también mostraron que la indometacina podría disminuir la presión intracraneal (Forderreuther y Straube 2000; Godoy et al 2014). La indometacina también se utiliza como herramienta para el diagnóstico diferencial en las clínicas de cefaleas.
Las denominadas «cefaleas que responden a la indometacina» se dividen en 2 grupos en la Clasificación Internacional de las Cefaleas, 3ª edición (ICHD-3, versión beta), que son, (1) cefalalgias autonómicas del trigémino (hemicránea paroxística, código 3.2 y hemicránea continua, código 3.4) y (2) otras cefaleas primarias, incluidas las cefaleas inducidas por Valsalva (cefalea primaria por tos, cefalea primaria por ejercicio, cefalea primaria asociada a la actividad sexual, códigos 4.1 a 4.3,), y cefalea primaria punzante (código 4.7). Las cefaleas que responden a la indometacina también pueden darse en la población pediátrica (Moorjani y Rothner 2001). Sin embargo, dado que no se dispone de grandes ensayos clínicos centrados en la eficacia del tratamiento, la mayoría de estas recomendaciones se basan en pequeños ensayos u observaciones clínicas.
Tabla 1. Cefaleas que responden a la indometacina (Código basado en el ICHD-3, versión beta)
Cefalalgias autonómicas del trigémino |
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– Hemicranias paroxísticas (3.2) |
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Otras cefaleas primarias |
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– Cefalea primaria por tos (4.1) |
Se han notificado otros trastornos de cefalea que responden a la indometacina. Moncada y Graff-Radford informaron de 8 pacientes con dolor facial que responde a la indometacina (Moncada y Graff-Radford 1995). También se informó de que algunos pacientes con cefalea hipnótica respondían al tratamiento con indometacina (Dodick et al 2000; Buzzi et al 2005; Prakash y Dabhi 2008; Holle et al 2010). Se ha informado de que la hemicránea paroxística crónica, una asociación entre la hemicránea paroxística crónica y la neuralgia del trigémino, responde a la indometacina (Zukerman et al 2000). Rozen informó de otro nuevo síndrome de cefalea que responde a la indometacina, que es un trastorno de cefalea episódico, estereotipado y único, marcado por síntomas autonómicos de larga duración con hemicránea asociada (LASH) (Rozen 2000). Sin embargo, sólo se han notificado 3 casos en 15 años (Rozen 2002). Buzzi y sus colegas informaron de un paciente con migraña sin aura y cefalea secundaria al ejercicio debido a la malformación de Chiari tipo I y cuyas cefaleas respondieron al tratamiento con propranolol e indometacina (Buzzi et al 2003).
Varios informes de casos demuestran que algunos pacientes con cefalea en racimos responden al tratamiento con indometacina (Mathew 1981; Geaney 1983; Klimek 1984; Watson y Evans 1987; D Cruz 1994; D Amico et al 1996; Isik y D Cruz 2002; Rozen 2002; Buzzi y Formisano 2003; Anghileri et al 2006; Gotkine et al 2006; Prakash et al 2008; Prakash et al 2010a). Se informó que un paciente con cefalea en racimos inducida por Valsalva mejoró cuando fue tratado con indometacina (Ko y Rozen 2002). Se descubrió que la cefalea en racimos de inicio en la infancia respondía al tratamiento con indometacina (Arruda et al 2011). Prakash y sus colegas realizaron una excelente revisión de la literatura y descubrieron que algunos pacientes con cefalea en racimos podrían ser diagnosticados erróneamente de hemicránea paroxística debido a la aparente respuesta a la indometacina (Prakash et al 2010b). También concluyeron que la respuesta a la indometacina en los pacientes con cefalea en racimos puede no ser tan inmediata como en otras cefaleas que responden a la indometacina, y que los pacientes pueden necesitar dosis mucho mayores que las utilizadas habitualmente para la hemicránea paroxística. En los pacientes con cefalea en racimos y hemicránea paroxística coexistentes, observaron que los médicos tendían a diagnosticar a los pacientes con hemicránea paroxística si los pacientes respondían a la indometacina incluso cuando sus perfiles clínicos eran compatibles con la cefalea en racimos. Además, el 15% de los pacientes con hemicránea continua con el subtipo remitente podían ser diagnosticados como cefalea en racimos (Prakash y Rawat 2019). Algunos indicios sugieren que la cefalea en racimos, la hemicránea paroxística y la hemicránea continua comparten una fisiopatología común. Los tres trastornos de cefalea mostraron características clínicas y hallazgos de neuroimagen similares (Leone y Bussone 2009). Un informe también mostró que los pacientes con hemicránea continua podrían evolucionar a partir de la cefalea en racimos. La diferente duración y frecuencia de las cefaleas de estos trastornos podría ser el resultado de diferentes niveles de regulación hipotalámica (Wang y Fuh 2010).
Se ha informado de que tres pacientes con cefaleas crónicas bilaterales de tipo tensional respondieron completamente a la indometacina (Hannerz 2000). Aunque la migraña no respondió a 75 mg de indometacina al día (Anthony y Lance 1968), fue beneficiosa cuando se administró en una dosis mayor (150 a 200 mg) (Sicuteri et al 1964). Baldacci y sus colegas informaron de que 1 paciente con cefalea numular quedó libre de dolor tras el tratamiento con indometacina (Baldacci et al 2010).
Es importante que los clínicos reconozcan las cefaleas que responden a la indometacina porque la terapia adecuada con indometacina no sólo puede ser el mejor tratamiento, sino que en algunos casos es la única opción terapéutica eficaz. Todos los pacientes con cefalea estrictamente unilateral deberían recibir una prueba de indometacina.