Una guía de escritura online fácil de entender para escritores principiantes. Aquí encontrarás una lista de varios modelos de escritura, consejos generales y sugerencias para guiarte hacia el éxito en la escritura.
La gran idea
Aprender a dividir tus historias y ensayos en párrafos es un trabajo confuso pero importante. Nunca nadie se sienta a decirte las reglas básicas sobre cuándo hacer un nuevo párrafo, así que generalmente tienes que ir a trompicones, inventando las reglas por ti mismo. Esto es una pena. Los nuevos párrafos son importantes para el lector. Indican cuándo cambias de tiempo, de lugar, de tema o de interlocutor, y ayudan a dividir la página para que no sea un bloque sólido de escritura. Ver eso puede ser desalentador, y no quieres que tu lector se desanime incluso antes de empezar a leer.
Antes de empezar
Realmente no tienes que tener nada hecho antes de empezar este proceso. Puedes dividir un escrito en párrafos después de haberlo escrito, o puedes hacerlo sobre la marcha. Hacerlo sobre la marcha es la mejor opción, pero es posible que no puedas hacerlo desde el principio.
Cómo hacerlo
Hay algunos momentos estándar para hacer un nuevo párrafo:
- Cuando se empieza en un nuevo tema
- Cuando se salta a un nuevo tiempo
- Cuando se salta a un nuevo lugar
- Cuando una nueva persona empieza a hablar
- Cuando se quiere producir un efecto dramático
Veámoslos de uno en uno.
Nuevo Tema
Este es principalmente para los ensayos. Cada vez que pases a un nuevo tema, deberás hacer un nuevo párrafo.
Nuevo tiempo
Este -y el resto- son principalmente para usar en cuentos. Siempre que se salte algún tiempo, ese será probablemente el lugar adecuado para hacer un nuevo párrafo. Si te encuentras usando frases u oraciones como estas, estás saltando algo de tiempo:
- Más tarde ese día,
- La mañana siguiente,
- Pasaron cinco horas.
- Esperaron y esperaron.
- La vida en Dullsville no cambió.
- Los segundos parecían horas.
Nuevo lugar
Las escenas de las historias generalmente ocurren en un lugar. Cuando los personajes van a un nuevo lugar, ocurre una nueva escena. Como mínimo, se produce un nuevo párrafo. Cada vez que tengas una frase «Mientras tanto, de vuelta a…» en tu historia, haz un nuevo párrafo.
Nuevo hablante
Si estás haciendo un buen trabajo, tus historias cortas van a tener diálogo, o personajes hablando entre sí. El diálogo ayuda a dar vida a las historias. Cada vez que cambias de interlocutor, haces un nuevo párrafo. A veces esto significa que tus párrafos son realmente cortos, porque todo lo que puede decir un personaje es «No». Sin embargo, si eso es todo lo que dice, es todo lo largo que debe ser el párrafo. Otra cosa que hay que recordar es que, si pones la frase «dijo» antes de la cita, o tu personaje hace alguna acción antes de hablar, deberías hacerla parte del mismo párrafo que la cita.
Acción que sirve como parte del diálogo
Un buen escritor romperá largos tramos de diálogo con fragmentos de acción. Esto es bueno para el ritmo de la obra. Cambiar las cosas hace que la conversación fluya sin problemas, al menos desde el punto de vista del lector. También ayuda a crear una imagen en la mente del lector al insertar el detalle justo para dar vida a la escena. La última razón para utilizar este tipo de pausa en el párrafo es que la gente no siempre responde con palabras. A veces se encogen de hombros o hacen una mueca o ignoran por completo al otro interlocutor.
Efecto dramático
A veces simplemente quieres que un párrafo destaque, o quieres ralentizar al lector y controlar el ritmo de la historia. En ocasiones como ésta, puedes convertir una frase breve -o incluso una palabra- en un párrafo entero. Eso sí, no te pases; esto envejece rápido.
Aquí tienes algunos ejemplos, extraídos de la novela Kate Macready y los piratas. Están codificados por colores cuando es posible para mostrar qué tipo de salto de párrafo se está utilizando: amarillo para un nuevo tema, marrón para un nuevo tiempo, púrpura para un nuevo lugar, azul claro para un nuevo hablante, azul oscuro para una acción que toma el lugar de algún diálogo, y verde para un efecto dramático.
Lo único bueno que pude ver fue que el agua era tan poco profunda donde el Narval se hundió que, una vez que me separé del barco, no tuve que ir muy lejos para llegar a la superficie.
Sin embargo, fue bastante largo.
Para cuando rompí la superficie, casi había perdido la esperanza, pero me encontré en el aire y di un enorme y jadeante suspiro. Chapoteé, feliz de estar vivo. Fue entonces cuando la mano bajó y me agarró.
Antes de que tuviera la oportunidad de pensar, me habían metido en un pequeño bote y me habían arrojado allí como una carga de pescado. Abrí los ojos y me sorprendió -y me alegró- ver a Jeremy mirándome fijamente.
«Lo has conseguido», dijo.
Asentí con la cabeza.
«¿Conseguiste el mapa?», preguntó.
Me senté, indignada. «¿Es todo lo que puedes pensar?» Pregunté.
«No. Por supuesto que no. Pero, ¿lo conseguiste?»
Saqué el mapa, ahora anegado, de los pliegues de mi camisa y lo arrojé al suelo del barco. Jeremy parecía visiblemente aliviado.
«¿Estás bien?», preguntó.
«Yo… creo que sí», dije.
«¿Qué pasó con… eh, con Diablo?»
Me encogí de hombros. «No lo sé. No le he visto.»
Hubo una pausa.