Mientras almorzaba con un grupo de amigos, uno comenzó a toser y a quejarse de que sentía como si tuviera una bola de pelo en la garganta. Le pregunté si había tenido esa sensación antes y asintió. Entonces le pregunté si sólo le ocurría con ciertos alimentos y si era alérgica a la ambrosía. Volvió a asentir con la cabeza y se preguntó cómo, basándome en su simple comentario sobre la sensación de bola de pelo, podía saber el resto.
La respuesta es que su queja era un síntoma clásico de algo conocido como síndrome de alergia oral: una alergia alimentaria con un giro.
Si tiene una alergia alimentaria, su sistema inmunitario reacciona a una proteína específica que normalmente no crea problemas a otras personas. Su sistema libera una serie de sustancias químicas (como las histaminas) que provocan picor de ojos, lagrimeo, picor de garganta y, en casos graves, dificultad respiratoria. Su piel también puede responder con urticaria o eczema.
Reacciones similares, como el picor de ojos, ocurren si tiene una alergia estacional, lo que significa que le irritan las hierbas y el polen como la ambrosía.
En el síndrome de alergia oral, las personas que tienen alergias estacionales experimentan una «reacción cruzada» cuando comen ciertos alimentos. Su sistema inmunitario parece reconocer proteínas específicas en los alimentos y las confunde con las proteínas de los pólenes.
Para las personas alérgicas al polen de abedul, por ejemplo, las proteínas de reacción cruzada pueden encontrarse en melocotones, manzanas, peras, cerezas, zanahorias, avellanas, kiwis y almendras.
Las personas alérgicas a la ambrosía, por otro lado, pueden encontrar que los plátanos, los pepinos, los melones, los calabacines e incluso el té de manzanilla pueden provocar las reacciones alérgicas habituales.
El síntoma principal es ese molesto picor en la boca y la garganta, la sensación que mi amigo describió tan acertadamente como una bola de pelo. Otros síntomas pueden ser el picor en la zona nasal o incluso el picor en la trompa de Eustaquio (que conecta la nariz con el oído medio).
Por lo general, los síntomas son persistentes y se producen cada vez que se ingiere el agente agresor. A veces puede ser útil «desnaturalizar» la proteína del alimento pelándola, hirviéndola, horneándola o metiéndola en el microondas. Una manzana cruda podría causar los molestos síntomas, mientras que una manzana asada podría no hacerlo.
El síndrome de alergia oral suele diagnosticarse cuando un paciente que padece alergias estacionales describe síntomas, como picores en la boca o en la nariz, que aparecen cuando se comen ciertos alimentos.
Los alimentos pueden provocar muchos tipos diferentes de reacciones alérgicas. Aunque el síndrome de alergia oral es incómodo, no suele dar lugar a las reacciones graves que pueden producirse con las alergias a cosas como los cacahuetes o el marisco. En su forma más grave, esas alergias pueden provocar anafilaxia, una reacción potencialmente mortal que puede causar un shock o la incapacidad de respirar tanto en niños como en adultos.
Aún así, es crucial diferenciar los síntomas del síndrome de alergia oral de los primeros síntomas de una reacción más grave a los alimentos.
Se han realizado estudios recientes de personas con síndrome de alergia oral para intentar determinar el riesgo de anafilaxia, además de las reacciones más leves derivadas de la ingesta de las molestas proteínas.
En uno de estos estudios, seis de 26 pacientes tuvieron reacciones anafilácticas graves que requirieron tratamiento agudo. Aunque este estudio fue una muestra pequeña, es un recordatorio de que cualquier persona con síndrome de alergia oral debe estar alerta ante la posible progresión a la anafilaxia.
Un alergólogo puede comprobar las reacciones tanto a los pólenes como a los alimentos. Los alergólogos administran pruebas de punción cutánea con las proteínas de varios alimentos, y en varias concentraciones, para comprobar si hay reacciones. Una prueba positiva indica la posibilidad de que la persona sea sensible al alimento, pero no garantiza que se produzca una reacción todas las veces; tampoco indica la gravedad de la reacción.
Aunque una prueba negativa es precisa la mayoría de las veces, hay que tener en cuenta que las pruebas cutáneas a menudo no detectan la sensibilidad a ciertas frutas y verduras, como las manzanas, las naranjas, los plátanos, las peras, los melones, las patatas, las zanahorias y el apio. (A menudo se observa un falso negativo en los niños más pequeños porque su sistema inmunitario aún está en desarrollo.)
La única terapia probada para la alergia a los alimentos es la eliminación estricta de ese alimento de la dieta. Los estudios no son claros en cuanto a si la inmunoterapia -conocida comúnmente como inyecciones para la alergia- es útil en el síndrome de alergia oral, pero debería discutir el uso de inyecciones con su médico.
Si usted o alguien de su familia tiene una alergia a los alimentos, es fundamental que tenga un diagnóstico preciso, una estrategia de tratamiento, conocimiento de los alimentos que debe evitar e información sobre qué hacer en caso de emergencia. Hable con su médico o profesional sanitario, y acuda a un alergólogo si aún no lo ha hecho.
La Dra. Marla Shapiro puede verse a diario en el programa de televisión Balance… para vivir bien en CTV. Las preguntas sobre temas de salud en general pueden enviarse a: [email protected] (Por favor, dirija las consultas sobre temas de salud personal a su médico.)