(an″ĕs-thē′zhă)
1. Pérdida completa o parcial de la sensibilidad, con o sin pérdida de la conciencia, como resultado de una enfermedad, una lesión o la administración de un agente anestésico, generalmente por inyección o inhalación.
Cuidados del paciente
Preoperatorio: Antes de la inducción de la anestesia, se retiran las lentes de contacto, los audífonos, las prótesis dentales (tanto las placas parciales como los juegos completos), los relojes de pulsera y las joyas. El anestesista o la enfermera anestesista entrevistan y examinan brevemente al paciente, evaluando su estado general de salud respiratoria y cardiovascular. Se interroga al paciente sobre el cumplimiento del ayuno preoperatorio prescrito. Las directrices de la Sociedad Americana de Anestesiólogos recomiendan el siguiente ayuno mínimo: 2 horas para los líquidos claros, 4 horas para la leche materna, 6 horas para la fórmula, la leche no humana o una comida ligera (té y tostadas), y 8 horas para una comida regular (fácilmente recordada como «2-4-6-8»). Estas pautas pueden ser modificadas por los cirujanos individuales para pacientes particulares y sus condiciones. Se evalúan y registran las constantes vitales básicas. Se pide un electrocardiograma, un recuento sanguíneo completo, una bioquímica sérica y un análisis de orina para muchas cirugías generales, a menos que se disponga de los resultados de pruebas recientes. Se revisan las alergias, las cirugías anteriores y cualquier respuesta adversa a los agentes anestésicos, junto con cualquier restricción especial del paciente. Si una mujer que está menstruando utiliza un tampón, éste se retira y se sustituye por una compresa perineal. Dependiendo del estado de salud del paciente y del procedimiento previsto, se aplica oxígeno nasal, electrodos de monitorización y medias de compresión graduada. Se establece una vía intravenosa y, tras determinar que se ha firmado el formulario de consentimiento informado adecuado, se administra la medicación para la relajación de la inducción.
Postoperatorio: Durante la salida de la anestesia general, se protegen las vías respiratorias del paciente y se monitorizan las constantes vitales. Se evalúa el nivel de conciencia, el estado de los reflejos protectores, la actividad motora y el estado emocional. Se reorienta al paciente en cuanto a persona, lugar y tiempo; esta información se repite tantas veces como sea necesario. A los pacientes que han recibido ketamina se les proporciona una zona tranquila con una estimulación mínima. Los niños pueden estar desorientados, alucinados o agitados físicamente al salir de la anestesia general. Un juguete de seguridad y la presencia de los padres pueden ayudarles a mantener la orientación y la compostura. Hay que vigilar la temperatura de los pacientes mayores, evitar la pérdida de calor y, si es necesario, proporcionarles un recalentamiento activo. El estado mental y el nivel de conciencia de cada paciente deben observarse cuidadosamente para detectar cambios. Se devuelven a los pacientes las gafas y los audífonos tan pronto como sea posible. Antes de la anestesia de bloqueo nervioso, se establece una infusión intravenosa para asegurar la hidratación. Se protege al paciente con barandillas laterales y otras medidas de seguridad, y se protege la parte del cuerpo anestesiada de una presión prolongada. En el caso de la anestesia regional, el bloqueo simpático se evalúa mediante la monitorización de los niveles sensoriales junto con los signos vitales (el bloqueo desaparecerá de la cabeza a los pies, excepto en el sacro y el perineo, que desaparecen en último lugar). En obstetricia, la hipotensión materna da lugar a una disminución de la perfusión de la placenta y a un posible compromiso fetal; por lo tanto, la hidratación y las constantes vitales deben vigilarse estrechamente. Los resultados que indican el retorno de la inervación simpática incluyen la estabilidad de las constantes vitales y la temperatura, la capacidad de vasoconstricción, la sensación de pinchazo perianal («guiño anal»), la flexión plantar del pie contra la resistencia y la capacidad de percibir si el dedo gordo está flexionado o extendido. El paciente debe tolerar los líquidos orales (a menos que estén restringidos) y orinar antes del alta. Si el paciente corre el riesgo de sufrir cefalea postanestésica, se le administra hidratación oral o intravenosa y se le anima a permanecer en posición horizontal en la cama. Se administran los analgésicos prescritos y se proporcionan medidas de confort, ejercicios respiratorios, soporte abdominal y cambios de posición.
2. La ciencia y la práctica de la anestesiología.