Vivir sin familia

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Hay un segmento de la sociedad que pasa por la vida sin familia. Y este grupo parece estar creciendo. Es una nueva realidad que se da en todo el mundo.

Las razones son muchas. A veces un hijo único no forma una familia propia. Así llegan a la vejez solos. A veces las familias simplemente se dispersan y cada persona vive a miles de kilómetros de distancia. Y otras veces es la violencia la que obliga a una persona a vivir sin familia. También puede ocurrir que alguien de edad avanzada sea abandonado por sus parientes.

«El vínculo que une a tu auténtica familia no es la sangre, sino el respeto mutuo y la alegría»

-Richard Bach-

Lo inquietante es que hasta no hace mucho, esto era una excepción. Ahora, sin embargo, aunque no es mayoritario sigue siendo un escenario común y creciente. Ha crecido el número de personas que deciden no casarse y también es mucho mayor el número de familias que tienen un solo hijo.

Vivir sin familia nos hace más vulnerables

Se idealiza mucho el concepto de «familia». La verdad es que siempre hay problemas en las familias. Al igual que las parejas, las familias también están llenas de contradicciones. Están formadas por seres humanos, por lo que siempre hay una mezcla de sentimientos nobles y pasiones negativas.

No obstante, normalmente las relaciones familiares son más fuertes que las que establecemos con otras personas. Como se dice, «la sangre es más espesa que el agua». Incluso entre parientes que no se entienden muy bien, las relaciones de sangre suelen implicar cierto nivel de compromiso entre ellos.

Por eso vivir sin familia nos hace más vulnerables. Es cierto, a veces la familia es una enorme fuente de riesgo físico o psicológico. Sin embargo, quien tiene una familia más o menos sana, está mejor protegido contra los peligros de la vida.

La soledad como elección

Se ha dicho que tarde o temprano todos tendremos que enfrentarnos a la soledad. Ya sea porque no hay nadie a quien recurrir, o porque simplemente los demás no están disponibles para ayudarnos. Y esto es cierto tanto si tienes familia como si no. Todos tenemos que prepararnos emocionalmente para ello.

¿Es posible vivir sin familia y seguir siendo feliz? La respuesta es sí. Los humanos estamos dotados de una increíble capacidad de adaptación, que nos permite hacer frente a todo tipo de circunstancias.

Lo único realmente importante es que esta condición sea fruto de una elección consciente. Porque o bien hemos optado libremente por una vida así, o bien porque las circunstancias han sido tales que la persona puede aceptar esa vida sin alterar su trayectoria general.

Cuando vivir sin familia es una condición a la que nos vemos obligados, las cosas pueden ser muy diferentes. Puede ser muy doloroso. También puede provocar miedo y ansiedad, que a la larga conducen a enfermedades físicas e incluso a la muerte.

Piensa en el futuro y empújate

Hay un momento en la vida en el que cada uno debe identificar cuánto le importa vivir sin familia. A veces se deja pasar el tiempo, sin afrontar realmente el asunto. Pero llegará un momento en el que puede ser demasiado tarde.

Si reconocemos que vivir con otros es muy importante para nosotros, podemos tomar decisiones y emprender acciones para que así sea nuestra vida. Al fin y al cabo, las circunstancias de nuestra vida no caen del cielo; hay que construirlas. Primero en la mente y el corazón, y luego en la acción. Y realmente, hay muchas maneras de construir una familia hoy en día. Podemos barajar nuestras opciones y elegir la mejor.

Por otro lado, si descubrimos que la convivencia no es tan importante para nosotros, debemos prepararnos para aceptar el coste de esa decisión. Sin embargo, también hay ventajas. Vivir sin familia no significa hundirse en la soledad absoluta. Hay formas de sentir que todo y todos son tu casa.

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