Apuesto a que ha escuchado este consejo antes: «Cambie la mantequilla, que obstruye las arterias, por la margarina, que es saludable para el corazón, para prevenir las enfermedades cardiovasculares»
Desde que las organizaciones gubernamentales de la salud empezaron a promover enérgicamente una dieta baja en grasas y alta en carbohidratos a mediados de la década de 1980, la margarina ha sido ampliamente considerada como la alternativa saludable a las grasas saturadas como la mantequilla. Pero, ¿es la margarina realmente el alimento milagroso que se presenta como tal?
No se deje engañar por esa marca de verificación saludable para el corazón que aparece en el envase: la margarina no sólo no es mejor para usted que la mantequilla, sino que, de hecho, puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. He aquí por qué:
1. Nuestro cuerpo no reconoce los aceites vegetales industriales como alimento.
La margarina está hecha de aceites vegetales, que se extraen de fuentes como la colza (también conocida como canola), la soja, el maíz y el cártamo. Este proceso implica el calentamiento, el procesamiento con un disolvente de petróleo, el desengomado, el descerado, el refinado cáustico, la hidrogenación, la desodorización y una serie de otros pasos aterradores que nunca podría reproducir en su propia cocina.
Antes de principios del siglo XX, el consumo humano de aceites vegetales era prácticamente inexistente, ya que todavía no habíamos inventado la tecnología necesaria para extraer y procesar estos aceites. En 1909, el consumo medio de aceites vegetales era inferior a 2 gramos por persona y día. Esta cifra se elevó a más de 30 gramos en 1993, es decir, se multiplicó por quince.
Entonces, ¿cuál es el efecto de la sustitución a gran escala de un alimento natural por otro creado en el laboratorio? Un estudio descubrió que las mujeres que comían cuatro o más cucharaditas de margarina al día tenían un 50% más de riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca que las mujeres que comían margarina una vez al mes, y otros estudios han apoyado la hipótesis de que la margarina aumenta el riesgo de enfermedad coronaria.
2. La margarina es proinflamatoria.
Hay dos ácidos grasos esenciales, conocidos como omega-3 y omega-6. Nuestro cuerpo necesita ambos, preferiblemente en una proporción de 1:1, para poder producir todas las demás grasas necesarias para la supervivencia.
Desgraciadamente, el hecho de que consumamos tanto aceite omega-6 en forma de aceite vegetal y margarina (los estadounidenses obtienen casi el 20 por ciento de sus calorías sólo del aceite de soja) significa que la proporción media de omega-6 y omega-3 está entre 10:1 y 20:1, y algunas personas llegan a 25:1. Bastante lejos de esa proporción ideal de 1:1.
¿El resultado? La ingesta elevada de ácidos grasos omega-6 se asocia con un aumento de todas las enfermedades inflamatorias, incluidas las cardíacas.
3. La margarina contiene grasas trans.
Las grasas saturadas como la mantequilla son naturalmente sólidas a temperatura ambiente. Esa es una de las razones por las que nos gustan: son fáciles de untar. Todos hemos visto la declaración en los envases de margarina de que contienen aceites poliinsaturados (léase: líquidos). Pero el proceso de hidrogenación elimina la flexibilidad de estos aceites, haciéndolos sólidos a temperatura ambiente y dejando las grasas trans.
Las grasas trans se asocian con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, el aumento de los niveles de colesterol LDL (malo) y la disminución de los niveles de colesterol HDL (bueno).
Ese trozo de mantequilla tiene muy buena pinta ahora mismo, ¿no?
4. La margarina contiene productos químicos e ingredientes artificiales.
Al igual que otros alimentos procesados, la margarina está repleta de ingredientes artificiales. La mayoría de las margarinas contienen BHA y BHT, antioxidantes artificiales utilizados para prevenir el deterioro. Se ha demostrado que el BHT provoca una inflamación crónica, asociada a las enfermedades cardíacas. También está relacionado con problemas de hígado, tiroides y riñón y está clasificado como posible carcinógeno humano. Además, contiene aromas y colorantes artificiales, ya que su color gris natural no sería apetecible.
La conclusión…
¡La mantequilla (o el ghee, o el aceite de coco extra virgen) es mejor! En caso de duda, sáltese el laboratorio de química y elija alimentos reales, naturales e integrales.
Ahora la pregunta más importante: ¿Cómo se convirtió la margarina en el patrocinador de oro de la Fundación del Corazón y la Apoplejía? El #LavadoDeSalud en su máxima expresión.