Los riesgos asociados a las drogas psicodélicas son principalmente psicológicos, no físicos. Físicamente, el LSD se considera una de las drogas menos tóxicas. Aunque se han determinado dosis letales a partir de experimentos en varios modelos animales, nunca se ha registrado un caso de muerte atribuido exclusivamente al LSD en humanos.
Los efectos físicos son menores pero pueden variar de una persona a otra. Las reacciones más consistentes, como la dilatación de las pupilas, la elevación de la presión sanguínea y el aumento de la frecuencia cardíaca, suelen ser leves y se consideran efectos secundarios de la intensificación emocional.
Sin embargo, éstos, junto con otros síntomas notificados como náuseas, aumento de la transpiración, adormecimiento y temblores, pueden a veces empeorar los síntomas psicológicos como la ansiedad, los ataques de pánico, la paranoia y los cambios de humor. Los efectos físicos a largo plazo atribuidos directamente a la farmacología del LSD son raros, y las investigaciones sugieren que también pueden deberse a trastornos psicológicos latentes.
El LSD y los «flashbacks»
El Trastorno de Percepción Persistente del Alucinógeno (HPPD), a veces denominado erróneamente «flashbacks», es una afección exclusiva de los psicodélicos, que implica cambios perceptivos que duran semanas o meses tras el uso de una droga como el LSD. Aunque se desconoce la prevalencia exacta, el HPPD se considera relativamente raro, sin que se asocien cambios físicos o daños neurológicos como causa.