¿Cuáles son los riesgos asociados a la inversión en el sector del petróleo y el gas?
Invertir en el sector del petróleo y el gas conlleva una serie de riesgos importantes. Tres de esos riesgos son el de la volatilidad de los precios de las materias primas, el recorte de los pagos de dividendos para las empresas que los pagan y la posibilidad de que se produzca un derrame de petróleo u otro accidente durante la producción de petróleo o gas natural. Sin embargo, las inversiones a largo plazo en empresas petroleras y de gas también pueden ser muy rentables. Los inversores deben comprender plenamente los riesgos antes de realizar inversiones en el sector.
Las principales conclusiones
- El sector del petróleo y el gas es un sector atractivo tanto para los operadores diarios como para los inversores a largo plazo.
- El sector es un mercado activo y líquido que también puede servir como diversificador de la cartera y como cobertura de la inflación.
- Las acciones de petróleo y gas, sin embargo, tienden a ser más volátiles que el mercado en general, ya que son sensibles a los cambios en la oferta y la demanda de las materias primas subyacentes.
- Además, las empresas petroleras están expuestas al riesgo legal y normativo que puede ser consecuencia de accidentes, como los vertidos de petróleo.
Cómo entender las inversiones en petróleo y gas
El principal riesgo asociado a las inversiones en petróleo y gas es la volatilidad de los precios. Por ejemplo, la industria se encontró con una importante volatilidad en los precios de las materias primas en 2014 y 2015 debido a un exceso de oferta de crudo y gas natural. Los altos niveles de oferta han perjudicado los precios de las acciones.
En la primavera de 2020, los precios del petróleo se desplomaron en medio de la pandemia de COVID-19 y la desaceleración económica. La OPEP y sus aliados acordaron recortes históricos de la producción para estabilizar los precios, pero éstos cayeron a mínimos de 20 años.
El precio del crudo cayó sustancialmente en el primer trimestre de 2020. El petróleo pasó de más de 107 dólares por barril en julio de 2014 a unos 20 dólares en marzo de 2020. El gas natural hizo lo propio, pasando de 4,80 dólares por un millón de unidades térmicas británicas (mmBtu) en junio de 2014 a unos 1,60 dólares por mmBtu a partir de marzo de 2020, una caída de alrededor del 70%. El gas natural tiene fama de ser estacional y volátil en su precio debido a la mayor demanda durante el invierno. Sin embargo, la caída, provocada por la propagación de la pandemia del COVID-19 y la división entre la OPEP y la OPEP+ sobre los recortes de producción, hundió los precios de los combustibles fósiles hasta niveles históricamente bajos.
Todo el sector se ha visto perjudicado por la bajada de los precios de las materias primas, no sólo las empresas que se dedican a la exploración y producción de petróleo. Los proveedores de servicios petroleros y las empresas de perforación se han visto perjudicados por la menor demanda de sus servicios, ya que las empresas de producción no pueden obtener tantos ingresos debido a los bajos precios.
Beta es una medida de la volatilidad relativa de una acción. De hecho, las betas de los valores petroleros tienden a ser más altas (es decir, más volátiles) que el S&P 500 (que tiene una beta de 1,0). Por ejemplo, en marzo de 2020, la beta de ExxonMobil era de aproximadamente 1,25; la de Chevron, de 1,16; y la de ConocoPhillps, de 1,5. La beta del ETF del sector energético, XLE, es de 1,02 a 16 de enero de 2021.
Recortes de dividendos
Las empresas del sector del petróleo y el gas suelen pagar dividendos. Estos dividendos permiten que las inversiones en esas empresas obtengan ingresos regulares. Los dividendos son, por tanto, atractivos para muchos inversores. Sin embargo, existe un riesgo importante de que el dividendo pueda ser recortado si la empresa no es capaz de obtener suficientes ingresos para financiar los pagos a los inversores. Este riesgo está entrelazado con el de los bajos precios de las materias primas. Si las empresas obtienen menos ingresos de las ventas de sus productos, es menos probable que financien los pagos regulares de dividendos, y hay una mayor probabilidad de que se produzca un recorte.
Por ejemplo, Seadrill, un operador de plataformas de perforación, recortó su importante pago de dividendos en noviembre de 2014, y el precio de las acciones cayó más del 50%. El recorte cogió a muchos inversores por sorpresa, y pone de manifiesto el riesgo asociado a un recorte de dividendos. Los inversores de la empresa perdieron un pago de dividendos regular, y también perdieron una gran parte del valor de sus acciones.
Riesgo de derrame de petróleo
Otro riesgo en el sector del petróleo y el gas es que pueda ocurrir un accidente, como un derrame de petróleo. Este tipo de accidente puede ser devastador y hacer que el precio de las acciones de una empresa caiga en picado.
BP vio cómo sus acciones caían tras el derrame de petróleo de la plataforma Deepwater Horizon en 2010. Las acciones cotizaban en torno a los 60 dólares antes del derrame y cayeron hasta los 26,75 dólares, un descenso de más del 55%. La plataforma petrolífera Deepwater Horizon explotó y se hundió, dejando un chorro de petróleo en el fondo del mar que liberó más de 4,9 millones de galones de petróleo en el Golfo de México. El vertido de petróleo tuvo un grave impacto negativo en la vida marina y los hábitats del Golfo. Años más tarde, BP sigue lidiando con demandas y otros problemas derivados del incidente.
En cambio, las acciones de Exxon no cayeron tanto tras el incidente de Valdez en 1989. El petrolero Valdez encalló en Prince William Sound, en Alaska, y derramó más de 11 millones de barriles de petróleo en el agua. Las acciones de Exxon bajaron un 3,9% en las dos semanas posteriores al vertido, y recuperaron esas pérdidas al cabo de un mes. El vertido del Valdez liberó físicamente menos petróleo en el agua. Aun así, el impacto del vertido de Deepwater Horizon en la cotización de las acciones de BP muestra cómo un incidente de este tipo provoca un importante descenso debido a la disponibilidad de información en la era conectada, junto con el impacto del ciclo de noticias de 24 horas. La posibilidad de que se produzcan futuros vertidos u otros incidentes puede suponer un riesgo mayor que en el pasado.