El último secreto de Frida Kahlo por fin revelado

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Siempre fue una de las artistas más dolorosamente personales, produciendo una serie de lienzos autobiográficos que trataban desde las consecuencias de las terribles heridas que sufrió en un accidente de tranvía hasta su aborto. Pero finalmente la única parte de la vida de la artista mexicana Frida Kahlo que ha permanecido en secreto – por orden de su antiguo marido, el también pintor Diego Rivera – ha sido revelada en un nuevo libro publicado en México.

Narra el contenido de una serie de cartas que Kahlo intercambió con su médico, y confidente, después de que sufriera un aborto involuntario en 1932, describiendo la devastación que sintió cuando se dio cuenta de que nunca podría tener un hijo de Rivera. El nuevo material completará la biografía de una de las artistas más fascinantes del siglo XX, cuya colorida vida, que incluyó un supuesto romance con Trotsky, rivalizó con su arte.

La confesión de Kahlo, Mi querido doctor, es una recopilación bilingüe de las cartas que intercambió con el doctor Leo Eloesser entre 1932 y 1951, y que permanecieron ocultas durante 50 años tras su muerte. Kahlo siempre comenzaba sus cartas con la frase ‘My beloved doctor’, Doctorcito querido. De ahí el título del libro.

Las cartas personales, publicadas en el mes del centenario de su nacimiento, estaban encerradas en baúles y armarios en su casa de Ciudad de México por orden de Rivera. Rivera, 20 años mayor que Kahlo, dejó órdenes estrictas a los cuidadores de su fideicomiso de no abrir las cartas hasta 15 años después de su muerte, en 1957.

Sin embargo, uno de los mecenas de Rivera dejó la colección escondida tras las paredes del baño dentro de la casa convertida en museo, temiendo que pudiera contener información que comprometiera la imagen de la pareja. Los conservadores abrieron los baúles en 2004, un año después de la muerte del mecenas.

«Se sentía muy descorazonada porque le hubiera encantado tener un pequeño Dieguito, pero su sueño no se hizo realidad», dijo Isabel Granen Porrúa, encargada de la restauración y recopilación del material encontrado en la casa.

La incapacidad de Kahlo para tener un hijo, después de las heridas que sufrió en un accidente de tranvía, le era dolorosamente cercana. Había abortado una vez cuando estaba claro que su salud no le permitiría seguir adelante con el embarazo. Cuando volvió a quedarse embarazada un par de años más tarde, abortó.

Doce días después de su aborto, escribió al Dr. Eloesser: «Doctorcito querido: Hace mucho tiempo que quería escribirle, más de lo que puede imaginar. Tenía tantas ganas de tener un pequeño Dieguito que lloré mucho, pero ya pasó, no se puede hacer otra cosa que soportarlo.’

En 1931, le escribió: ‘No pinto ni hago nada. Me disgusta la «alta sociedad» de aquí y siento un poco de rabia contra todos estos gordos, ya que he visto a miles de personas en una terrible miseria.’

Kahlo incluso le dedicó un autorretrato a Eloesser en 1940: ‘Pinté mi retrato en el año 1940 para el doctor Leo Eloesser, mi médico y mi mejor amigo. Con todo mi amor. Frida Kahlo.’

En las cartas, se explaya sobre los primeros días de su embarazo; su anterior aborto y su insoportable dolor de espalda causado por un accidente de tranvía en 1925.

Fue operada más de 30 veces durante su vida. Parte de su pierna fue amputada meses antes de su muerte en 1954. Fue durante una de sus visitas a un hospital de San Francisco cuando conoció a Eloesser.

Eloesser llegó a desempeñar un papel clave en su relación con Rivera. En noviembre de 1940 la convenció para que se reconciliara y se casara con Kahlo por segunda vez. ‘Diego te quiere mucho, y tú le quieres a él. También es cierto, y tú lo sabes mejor que yo, que además de ti, tiene dos grandes amores: 1) la pintura 2) las mujeres en general. Nunca ha sido ni será monógamo’, escribió el médico en una de sus cartas a Kahlo.

La confianza de Kahlo en su médico siguió creciendo e incluso le dijo que estaba celosa de Guadalupe Marín, la primera esposa de Rivera y madre de sus dos hijas.

‘Por favor, no te enfades conmigo por lo que voy a decir: esta mañana, cuando me invitaste al concierto, estaba decidida a ir para hacerte feliz y verte, pero cuando me enteré de que Diego invitó a su palco a los amigos de esa Marín, a la que no soporto, se me quitaron las ganas de ir. Prefiero hablarte con franqueza, pues sé que me comprendes y me perdonarás por haber cambiado de opinión»

Las cartas forman parte de otros 30.000 objetos que se conservaron en su casa mucho tiempo después de su muerte y que actualmente se exponen entre fotografías, apuntes, bocetos, revistas, libros y piezas de ropa en su antigua casa familiar en Ciudad de México y en el Palacio de Bellas Artes, el centro cultural más importante del país. El 80% del material se muestra al público por primera vez. Otros objetos expuestos con motivo del centenario de su nacimiento son radiografías de la espalda fracturada de Kahlo, un billete de trolebús y una nota con un beso manchado de carmín.

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