Ya sea que provenga de un animal en una granja de pieles o de uno que fue atrapado en la naturaleza, cada abrigo de piel, baratija y adorno le causó a un animal un tremendo sufrimiento y le quitó una vida.
Los animales en las granjas de pieles pasan toda su vida confinados en jaulas de alambre estrechas e inmundas. Los criadores de pieles utilizan los métodos de matanza más baratos y crueles que existen, como la asfixia, la electrocución, el gas y el veneno.
Más de la mitad de las pieles de Estados Unidos proceden de China, donde millones de perros y gatos son apaleados, colgados, desangrados hasta la muerte y, a menudo, despellejados vivos por su piel. Las pieles chinas suelen estar deliberadamente mal etiquetadas, por lo que si se lleva alguna piel, no hay forma de saber con seguridad de quién es.
Los animales que son atrapados en la naturaleza pueden sufrir durante días la pérdida de sangre, el shock, la deshidratación, la congelación, la gangrena y los ataques de los depredadores. Pueden quedar atrapados en trampas con mandíbulas de acero que golpean sus patas, a menudo cortando hasta el hueso; en trampas Conibear, que aplastan sus cuellos con 90 libras de presión por pulgada cuadrada; o en trampas colocadas en el agua, que dejan a los castores, ratas almizcleras y otros animales luchando durante más de nueve agonizantes minutos antes de ahogarse.
Durante la matanza anual de focas canadienses, decenas de miles de crías de foca arpa son disparadas o golpeadas repetidamente con garrotes con puntas de ganchos metálicos. También en Canadá, se dispara a cientos de osos negros a quemarropa o se les atrapa en trampas y se les deja sufrir durante días para que sus pieles puedan usarse para fabricar los sombreros ceremoniales que llevan los Cinco Regimientos de la Guardia de la Reina Isabel II.
Por suerte, no hay necesidad de ser crueles para mantenerse calientes y parecer guapos. Las telas libres de crueldad y las pieles de imitación están disponibles en las tiendas de todo el mundo, y PETA continúa trabajando con los diseñadores y los vendedores de ropa para alentarlos a usar y vender sólo telas que no dañen a los animales.
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