Como diría Britany: «Más vale que trabajes, perra»
No estoy diciendo que no hagas lo que amas. Lo que digo es que os esforcéis, amigos.
Permitidme que empiece diciendo que mientras escribo este artículo me estoy dirigiendo tanto a mí como a vosotros. Todos tenemos esa cosa que nos gusta, ya sea escribir, pintar o hacer productos caseros. Hay un número ilimitado de pasiones a las que dedicar nuestras vidas para «moler» y «esforzarse» en busca del éxito.
En los últimos tiempos parece haber un aumento aún mayor de la fuerza de trabajo que se vuelca a perseguir proyectos de pasión con la esperanza de encontrar la libertad financiera dentro de ella. No estoy avergonzando un proyecto de pasión o un sueño, de hecho lo aliento, pero todo esto se remonta al dicho que todos hemos escuchado un odioso número de veces, «Si amas lo que haces nunca trabajarás un día en tu vida». Esta es una cita del cantante y productor, Marc Anthony, y es descaradamente falsa.
Aunque el significado que Anthony intenta transmitir es, sin duda, aparentemente obvio, creo que algunos de nosotros tendemos a tomárnoslo con demasiada intención.
Haz lo que amas y nunca sentirás que estás trabajando. ¿Verdad? Ese es el sueño, ¿no?
Imagina un mundo en el que amas lo que haces pero en realidad nunca trabajas. Sólo estás ahí. Estando. Nunca moviéndote hacia algo, nunca aceptando retos y desafíos. Un mundo en el que no se trabaja y se juega. Estoy seguro de que hay una película o novela centrada en este concepto y cómo acaba siendo la perdición de la comunidad, sin embargo, no voy a caer en el agujero negro que es Google para desenterrarlo.
Me gustaría despertarte con un poco de amarga realidad. A veces las cosas que te gustan van a requerir estar despierto hasta las tantas de la noche, va a suponer que busques una luz inexistente al final del túnel, y va a suponer que a veces quieras abandonar porque todo parece demasiado duro.
La gente, sobre todo los que son creativos autónomos, a veces confunde el disfrutar de lo que haces con no tener que poner el trabajo duro.
Cuando elegimos dar el salto entre que lo que amamos sea un hobby y que lo que amamos se convierta en lo que pone la comida en la mesa cruzamos la línea entre la pasión y la necesidad. Dejamos de hacer eso a lo que nos hemos dedicado toda la vida sólo por diversión. Ahora tenemos plazos reales. Tenemos las partes de mierda que no necesariamente queremos hacer, pero que ahora se convierten en un requisito porque hay clientes u otras personas que dependen de ti para cumplir.
Las tareas se vuelven menos agradables cuando sentimos que estamos obligados a completarlas para ganar dinero. Ya no es una responsabilidad de la que podamos tomarnos un tiempo libre cuando lo necesitemos ni alejarnos por completo. Lori Deschene, fundadora de Tiny Buddha habla de este fenómeno psicológico y del mito que rodea la famosa cita de Marc Anthony en su artículo «4 Myths about Doing What You Love for Work» (4 mitos sobre hacer lo que te gusta en el trabajo) cuya lectura recomiendo encarecidamente. https://tinybuddha.com/blog/4-myths-about-doing-what-you-love-for-work/
Puedes hacer lo que amas, pero igualmente vas a tener que trabajar. ¿Será más agradable que estar metido en un cubículo durante los próximos cuarenta años de tu vida? Sin duda, eso espero. Sin embargo, eso no significa que vaya a ser fácil.
También es la razón por la que la chef y autora, Aliyah LeeKong, enumera el número cinco como «Prepárate para estar incómodo, tanto física como mentalmente», en su artículo publicado por Entrepreneur sobre cómo hacer lo que te gusta para ganarte la vida. https://www.entrepreneur.com/article/229564
No puedes callarte cuando tienes cuatro plazos autoimpuestos mirándote a la cara. Los has hecho tú, puedes retrasarlos para tener más tiempo. ¿Pero deberías hacerlo? No!
Todo lo que estoy tratando de decir es que te esfuerces un poco más y te comprometas con lo que se ha llamado cariñosamente «el ajetreo» y «la rutina». Pero no te limites a decir que lo vas a hacer.
¡Hazlo, joder!