A principios de este año, publicamos un artículo sobre cómo ciertos medicamentos para la alergia pueden reaccionar negativamente con su hijo, llegando a provocar agresividad, hiperactividad o ansiedad. Unos cuantos padres preocupados nos preguntaron qué antihistamínicos son más propensos a afectar al comportamiento de sus hijos, así que decidimos desglosarlo.
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¿Qué son los antihistamínicos?
Los antihistamínicos son medicamentos que se utilizan para tratar los síntomas de la alergia, como la fiebre del heno, el picor de ojos, la urticaria, las picaduras y las erupciones, y las reacciones alérgicas a los alimentos. También pueden aliviar el picor causado por la varicela, el eczema y las picaduras de insectos. Muchos antihistamínicos pueden adquirirse sin receta médica en forma de comprimidos, jarabes, aerosoles nasales, colirios o pomadas. Varias marcas tienen versiones pediátricas, que son jarabes específicamente dirigidos a los niños (y supuestamente seguros para ellos).
Sin embargo, los antihistamínicos no sólo se utilizan para las alergias. Algunos se utilizan más comúnmente para tratar las náuseas y los vómitos, como la Ciclizina (el principal ingrediente del Valoid), mientras que otros se recetan a pacientes que luchan contra el insomnio, o como estimulante del apetito. De hecho, ¡el primer medicamento antipsicótico fue en realidad un antihistamínico!
En este artículo, nos centraremos en los antihistamínicos utilizados para las alergias.
Tipos de antihistamínicos
Los antihistamínicos se dividen en dos grupos, a saber, los de primera generación y los de nueva o segunda generación.
Antihistamínicos de primera generación
Los primeros antihistamínicos también se conocen como sedantes, y con razón. Estos fármacos pueden aliviar los síntomas de la alergia muy rápidamente, pero es casi seguro que le darán mucha somnolencia, ¡hasta el punto de que también se utilizan para tratar el insomnio!
Los antihistamínicos de primera generación afectan al tronco nervioso central, lo que también puede provocar irritabilidad y cambios de humor, ansiedad, lentitud de pensamiento y de aprendizaje, especialmente en los niños. Y, contrariamente a su naturaleza sedante, pueden provocar insomnio e hiperactividad. Otros efectos secundarios son la sequedad de boca, la tos seca, el estreñimiento, la diarrea y los problemas para orinar.
Además, sus efectos antialérgicos no duran mucho, por lo que hay que tomar una nueva dosis cada 4 ó 6 horas.
Pero como son baratos, fáciles de conseguir y de acción rápida, los antihistamínicos de primera generación siguen siendo populares. Las marcas comerciales incluyen Allergex, Polaramine y Benadryl.
Descargo de responsabilidad: Esta tabla es meramente informativa. Consulte a su médico y lea atentamente los prospectos antes de administrar cualquiera de estos medicamentos a los niños.
Código de colores:
- Las filas verdes son seguras para los bebés de más de 6 meses
- Las amarillas significan que son generalmente seguras para los niños de más de 2 ó 3 años.
- El naranja indica que los medicamentos no son adecuados para niños menores de 6 años.
- El rojo no es adecuado para niños menores de 12 años, y en el caso del prometaz
Antihistamínicos de nueva generación
Los antihistamínicos de nueva o segunda generación se desarrollaron para disminuir los efectos secundarios negativos de sus precursores de primera generación. Se supone que no son sedantes (o al menos lo son menos), y duran lo suficiente como para que sólo haya que tomar una o dos dosis al día. Las marcas más populares son Allecet, Zyrtec y Clarityne.
Algunos médicos y farmacéuticos pueden hablar también de antihistamínicos de «tercera generación». Se trata de medicamentos que contienen levocetirizina, desloratadina o fexofenadina, y que supuestamente son más eficaces y tienen menos efectos secundarios que otros ingredientes de nueva generación. Algunos ejemplos son Deselex, Telfast y Xyzal.
¿Son seguros los antihistamínicos para los niños?
Las alergias, especialmente la fiebre del heno, son muy comunes entre los más pequeños, por lo que los antihistamínicos son algunos de los medicamentos más recetados a los niños. Pero no todos son seguros para los niños, y muy pocos lo son para los bebés.
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Debido a sus efectos secundarios negativos, los antihistamínicos de primera generación deben utilizarse con mucha precaución en los niños. Según este artículo, nunca se han estudiado bien los efectos de estos medicamentos en los niños, por lo que probablemente sea más seguro mantenerse al margen, aunque se ofrezca como jarabe pediátrico. Un fármaco de primera generación, la prometazina, se ha relacionado incluso con el síndrome de muerte súbita del lactante.
Los antihistamínicos de nueva generación se han sometido a estudios y normas más estrictos, por lo que se conocen mejor sus efectos en los niños. Sin embargo, incluso estos fármacos pueden tener efectos secundarios, incluida la somnolencia que pretenden excluir.
Debido a que actúan en el sistema nervioso central (y en la química del cerebro), y cada persona está conectada de manera diferente, diferentes antihistamínicos pueden ser eficaces para diferentes niños, y los efectos secundarios pueden variar ampliamente, dependiendo del niño.
¿La conclusión? Al igual que con todos los medicamentos de venta libre, debe hablar con su médico antes de tratar las alergias de su hijo con antihistamínicos. Un médico puede ayudarle a elegir el antihistamínico adecuado, a dar a su hijo la dosis correcta y a controlar cualquier posible efecto secundario.
Y si su hijo reacciona negativamente a uno, pida a su médico un antihistamínico con un principio activo diferente.