Semana 537: «Changes» de Black Sabbath (versión de Charles Bradley)

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La versión original de esta canción, en el contexto del catálogo de himnos guitarreros de riff-rock de Black Sabbath, es un poco extraña.

Con todo el respeto a Black Sabbath (a quienes presentamos en la semana 46) la parte de piano suena infantilmente simple, como si hubiera sido escrita por un guitarrista que estaba experimentando con un teclado. Lo cual tiene sentido, porque fue escrita… por el guitarrista de la banda, que estaba experimentando con un teclado. Luego está la letra, que no es precisamente la cumbre de la poesía. La primera línea parece sacada directamente de un diccionario de sinónimos: «I feel unhappy / I feel so sad» (Me siento infeliz / Me siento muy triste).

Tras el lanzamiento de la canción, Ozzy Osbourne tuvo que apaciguar a los fans afirmando que Sabbath «ciertamente no iba a ser menos pesado» ni a empezar a sacar secciones de cuerda al escenario en sus directos.

Pero sigue siendo una buena melodía.

Y como toda buena versión, la interpretación de Charles Bradley toma los mejores ingredientes del original y los saca de su potencial. Bradley inyecta en «Changes» el dolor y el amor de una vida verdaderamente extraordinaria.

No voy a entrar en los detalles de la difícil, desgarradora y finalmente triunfante vida de Charles Bradley -hay un documental que puede hacerlo muy bien por ti-, pero la parte de su vida más relevante aquí es la relación con su madre.

Ella lo abandonó cuando era un bebé, dejando a su abuela para que lo criara. Cuando Bradley tenía ocho años, su madre reapareció y vivieron juntos hasta que él se escapó a los 14 años. Tras años de desamparo y lucha y de contacto intermitente entre ambos, ella cruzó el país en un autobús Greyhound para reencontrarse con él a finales de la década de 1990. Bradley se hizo cargo de ella durante sus últimos años, y vivió para ver cómo la improbable carrera de su hijo en la música despegaba con el lanzamiento de su primer álbum (¡cuando tenía sesenta y dos años!) en 2011.

Su versión de «Changes» fue grabada para su tercer -y último- disco, y fue mientras estaba en el proceso de grabación que su madre murió. Más tarde dijo a Rolling Stone:

«El verso que realmente se me quedó grabado fue: ‘Tardé tanto en darme cuenta / Que todavía puedo escuchar sus últimos adioses / Ahora todos mis días están llenos de lágrimas / Ojalá pudiera volver atrás y cambiar estos años’. Porque era como si mi madre dijera que estaba enferma y que me iba a dejar y algo de esa canción… Simplemente cogí la última letra y guau. Así que me quedé con ella. Realmente no tuve que ‘aprenderla’; simplemente se me quedó grabada en el cerebro».

Lo que hace que esta canción sea hermosa:

1. La frágil potencia de la voz de Charles Bradley -como una trompeta forrada de papel de lija- no se parece a nada de lo que se ha grabado en este siglo.

2. El funk orgánico y analógico de la Budos Band proporciona un rico telón de fondo musical que prepara al oyente para esa voz inconfundible.

3. El ritmo más lento y oscilante de la versión de Bradley proporciona una sensación más pesada y de blues que hace que la emoción de la canción se transmita de forma visceral y genuina.

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