Un quiste abdominal fetal es una estructura llena de líquido que se observa dentro del abdomen de un bebé, generalmente encontrada en una ecografía de rutina, antes del nacimiento. La ubicación del quiste suele sugerir de qué órgano del abdomen se origina el quiste. La ecografía moderna es bastante buena para diferenciar entre líquido y sólido, por lo que estos quistes rara vez resultan ser tumores o masas sólidas. Además, los exámenes ecográficos seriados realizados a lo largo de un tiempo pueden ser útiles para revelar el crecimiento o la regresión de un quiste.
¿Qué causa los quistes abdominales fetales?
Se cree que los quistes abdominales fetales están causados por los efectos de las potentes hormonas del embarazo procedentes de la madre que pasan al feto y estimulan los ovarios en desarrollo para que formen quistes.
Las atresias intestinales (véase atresia intestinal fetal) pueden encontrarse primero como quistes abdominales. Del mismo modo, la obstrucción urinaria que provoca acumulaciones de orina en los riñones, los uréteres o la vejiga puede producir estructuras quísticas en el abdomen del feto (véase la información en las páginas de urología fetal). En el mejor de los casos, las ecografías seriadas durante el embarazo revelarán el origen correcto de estos quistes.
Los quistes en el uraco, una estructura sobrante de la formación temprana del feto, son otra causa benigna de un quiste fetal, al igual que los quistes coledocianos que surgen de la vesícula biliar fetal.
¿Cómo se diagnostican los quistes abdominales fetales?
Aunque cualquier estructura hueca del abdomen puede formar un quiste, el quiste abdominal fetal más común es un quiste benigno en el ovario de un feto femenino.
Este tipo de quiste es normal en un feto femenino y suele desaparecer a las pocas semanas del nacimiento, una vez que las hormonas del embarazo han abandonado el cuerpo del bebé. A no ser que el quiste se haga tan grande que se retuerza y corte el suministro de sangre, rara vez causan problemas. Otros quistes ováricos poco frecuentes no desaparecen por sí solos y deben ser extirpados con cirugía. Pueden incluir cánceres muy raros.
Muy poco frecuentes son los quistes que surgen de la columna vertebral del feto, ya sea el meningomielocele anterior (véase espina bífida) o el teratoma sacrococcígeo. Ambos son problemas muy graves.
¿Cómo se tratan los quistes abdominales fetales?
Cuando un bebé nace con un quiste abdominal, normalmente lo primero que se hace es tomar imágenes del quiste, ya que las imágenes realizadas después del nacimiento son más precisas que las realizadas antes del mismo. Puede ser necesario realizar una ecografía, una radiografía, un TAC, una resonancia magnética o un estudio de contraste en función de lo que se sospeche.
Los quistes ováricos, a menos que sean muy grandes, suelen observarse durante unas semanas o meses con la esperanza de que desaparezcan por sí solos. Si no desaparecen después de un período razonable, se considera que no son el resultado de las hormonas de la madre y se extirpan con cirugía, ya sea a través de una incisión abdominal o con cirugía mínimamente invasiva.
Otras causas de quistes fetales suelen requerir cirugía para su corrección. El momento y la forma de la cirugía, ya sea a través de una incisión tradicional o con cirugía mínimamente invasiva cuando sea posible, dependen de la urgencia del problema y de la salud general del bebé.