Ocultar tus emociones hace mella

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Ocultar tus emociones es probablemente algo que haces a menudo. Es algo que todos hacemos muy a menudo. Silencias el dolor y embotellas tu ansiedad, tu miedo y tu ira. Pero poco a poco, ocultar tus emociones deja de ser funcional. Por el contrario, provoca bloqueos mentales que te alejan de la buena salud, la espontaneidad y el crecimiento personal.

Desde hace varios siglos, la sociedad nos ha educado para creer que lo más importante de nuestro mundo es la razón. Descartes dijo: «cogito ergo sum» (pienso luego existo), y eso sienta las bases de cómo pensamos hoy en día sobre las emociones. Las emociones y todo lo que asociamos con ellas nos aleja de todo lo civilizado.

«Camina como un león, habla como una paloma, vive como un elefante y ama como un niño de pecho»

-Santosh Kalwar-

Tal vez por eso enseñamos a los niños que llorar es inmaduro y que siempre es mejor ocultar la tristeza. Les enseñamos que las personas que se enfadan y reaccionan ante lo que no les gusta o les parece injusto son maleducadas.

«Ríete en silencio», les decimos implícitamente, porque reír en voz alta significa que estás loco. Les explicamos que las emociones, y sobre todo mostrarlas, es una debilidad. Nadie les dice a los niños que las emociones tienen mucho potencial y que es importante entenderlas y aprovecharlas.

Sentimos porque existimos. Esa es la simple verdad. Los sentimientos y las emociones nos dan vida mientras que reprimirlos nos quita vida, poco a poco. Ocultar los sentimientos es perjudicial.

Las emociones y su propósito

Podemos decir ahora mismo que todos venimos a este mundo con un increíble potencial de felicidad. Sin embargo, hay algunos matices en este concepto que son importantes de recoger. Tus genes y tu entorno te predisponen a ciertas cosas.

Así que una gran parte del sufrimiento emocional que arrastras sin saber por qué proviene de esa estructura mental y emocional que se desarrolló muy pronto en tu vida.

Los profesores y los padres te enseñan normas y conocimientos. Sin embargo, es posible que no te des cuenta de que también te están enseñando sobre las emociones. Es precisamente este último factor el que determina, en gran medida, tu calidad de vida y tu potencial humano.

Una gestión emocional poco saludable te lleva a menudo a distorsionar las verdades. A veces piensas, por ejemplo, que una emoción es como una opción en un menú. Puedes escoger y elegir (por ejemplo, hoy estoy decepcionado, pero elijo mostrarme feliz.)

Sin embargo, la dinámica interna no funciona así. Eso es porque no se pueden posponer las emociones. No mueren ni desaparecen. Sin embargo, las emociones se transforman. Se convierten en trastornos psicosomáticos y en angustia.

Ocultar tus emociones no es sano

Ocultar tus sentimientos tiene un alto coste. Puedes pensar que ocultar tus sentimientos hará que las cosas vayan mejor. Después de todo, no quieres la atención, y mientras no cambies, puedes seguir siendo productivo. Pero ¿cuánto tiempo vas a poder llevar esa máscara?

  • Piensa en las emociones como energía, como impulsos internos que necesitan expresión y movimiento. Si ocultas tus emociones, esa energía se canaliza hacia dentro. ¿El resultado? Tensión muscular, problemas gastrointestinales, dolores de cabeza, etc.
  • Ten en cuenta que cuanto más fuerte sea la represión, más fuerte será finalmente la expresión emocional. A fin de cuentas, toda emoción reprimida busca una resolución, una salida. A veces, sale de la peor manera posible. Lo vemos a menudo cuando reprimimos la ira o la decepción. Al final, acabas descargando toda esa tensión en la persona equivocada o reaccionas de forma desproporcionada (con violencia.)

¿Cómo puedo gestionar mis emociones?

Ahora ya sabes que la solución no es reprimir, ocultar o fingir que tus sentimientos desaparecen. La energía emocional está ahí y permanecerá. La clave, entonces, es dejarla fluir. Para entender cómo gestionar mejor tus emociones, piensa en estas sencillas metáforas.

  • El pozo. Si decides dejar tus emociones en un pozo, enfermarás. El agua que se deja estancada durante mucho tiempo se pone mala, huele mal, se pudre. Así que evita el pozo.
  • El tsunami. Si eliges esta estrategia, acabarás haciendo daño a los demás. A veces las emociones son como un huracán o un tsunami. Caen sobre los demás con tanta ira y desprecio que todos acaban perdiendo.
  • La rueda de agua. El molino, o rueda de agua, permite que el agua se mueva. Fluye suavemente a través, en armonía. El movimiento es suave y nada se contiene. El agua se mantiene fresca, nunca se estanca. Esta es la mejor opción.

Se trata de canalizar adecuadamente cada una de tus emociones. Muévete con ellas. Di lo que te molesta cuando te molesta. Reacciona cuando el momento requiera una reacción. Sé asertivo y ágil ante las presiones cotidianas. Básicamente, haz de tus emociones un motor armonioso en lugar de una trampa.

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