Déjame empezar con esto: mi licenciatura es Filosofía.
Hoy: Hagamos una distinción entre Filósofos – personas que HACEN filosofía para ganarse la vida – y estudiantes de filosofía – personas que utilizan los principios generales adquiridos por el estudio en profundidad de la filosofía en sus trabajos cotidianos.Los filósofos, los que hacen, tienden a ser empleados en campos muy limitados, tradicionalmente académicos. Son profesores universitarios y autores. Ganan su dinero enseñando a otros la filosofía en las clases y a través de los medios de comunicación (libros, vídeos, lo que sea). Yo pertenezco a esta última categoría. Utilizo mi formación en filosofía en el trabajo. Esto es lo que suele ocurrir si alguien hace su licenciatura en filosofía y consigue un trabajo decente. Yo «vendo» habilidades como el razonamiento inductivo y deductivo, la investigación racional, la interpretación de material complejo en términos sencillos y una excelente comunicación oral y escrita en un puesto que me interesa (trabajo en desarrollo organizativo). Como vendo estas cosas, más la experiencia, puedo conseguir un trabajo que me proporcione. Así es como yo, y muchos otros, ganamos dinero con la filosofía. De ninguna manera somos filósofos (salvo el tipo de árbol de la sombra). Pero, si estás interesado en seguir la carrera, debes saber que es posible vivir (en Estados Unidos, bastante bien) si lo comercializas bien. Muchos utilizan la filosofía para obtener grados avanzados o puestos en Derecho (mi amiga Joy), Economía ( mi amiga Sara), Negocios (mi amigo Nate), o Psicología Industrial y Organizacional (yo y otros dos de mi cohorte de la escuela de posgrado).
En su día: Depende de lo lejos que nos remontemos. Sócrates, Platón, Aristóteles y compañía sobrevivieron por dos razones. Primero, la antigua Grecia tenía una cultura esclavista que permitía una cantidad de tiempo libre significativamente mayor para dedicarse a actividades como «pensar mucho en las cosas». En segundo lugar, cobraban por gran parte de su enseñanza; por ejemplo, Alejandro Magno fue tutelado por Aristóteles. Marco Aurelio, no el fundador del estoicismo, pero ciertamente una de sus mayores voces, fue general y, más tarde, emperador; así se ganó la vida. Tomás de Aquino fue miembro del clero católico, al igual que Agustín. Descartes fue tutor de la reina de Suecia. John Locke era aristócrata y se financió de diversas maneras gracias a sus conexiones con la élite rica de Europa. Y así sucesivamente.
Siempre recordaré las palabras iniciales de mi texto de «Introducción a la Filosofía» de primer año: Philosophia non panem torrit. La filosofía no hace pan. Los filósofos, hoy y a lo largo de la historia, ganan muy poco haciendo filosofía de verdad y mucho aplicándose a algo, ya sea enseñando a otros, resolviendo problemas complejos o manteniendo una organización.