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Caracterizada por el aumento de los niveles de glucosa en la sangre durante el embarazo, la diabetes gestacional puede traer complicaciones para la salud de la mujer y del bebé. Entre sus desdoblamientos están el daño a los riñones y la hipertensión. Aprovecha la proximidad del Día Internacional de la Mujer para conocerla.

La mujer embarazada experimenta diversos cambios hormonales a lo largo de los nueve meses de desarrollo del feto. El cuerpo comienza a producir una mayor cantidad de insulina, responsable de transportar la glucosa de los alimentos a las células. Esto ocurre intensamente en el último trimestre del embarazo, cuando la mujer necesita ingerir una mayor cantidad de carbohidratos para que el niño se desarrolle bien.

Sucede que otras hormonas liberadas por la placenta se interponen en este proceso y obligan al páncreas, la glándula que produce la insulina, a trabajar el doble para mantener los niveles de la sustancia en orden. Muchas veces, el esfuerzo no es suficiente y queda demasiado azúcar en el torrente sanguíneo: es la diabetes gestacional. El páncreas del feto acaba sobrecargado: incluso trabajando a pleno rendimiento, no hay suficiente hormona para transformar la glucosa en energía en sus células. El azúcar sobrante se convierte en grasa y el niño gana demasiado peso.

En el parto, cuando los médicos cortan el cordón umbilical, se interrumpe el suministro de azúcar de la madre al bebé. Debido a que su páncreas ha producido demasiada insulina, existe el riesgo de hipoglucemia, una caída repentina de la cantidad de glucosa en la circulación.

El exceso de hormona sigue alterando la absorción de calcio, potasio y magnesio. La diabetes gestacional también aumenta el riesgo de parto prematuro e ictericia.

Signos y síntomas

– Sed constante

– Necesidad frecuente de orinar

– Cansancio

Factores de riesgo

– Embarazo a una edad avanzada

– Aumento excesivo de peso en el embarazo

– Hipertensión arterial

– Triglicéridos elevados

– Colesterol elevado

Continuación después del anuncio

– Sobrepeso u obesidad

– Síndrome de ovario poliquístico

– Antecedentes familiares de diabetes

– Embarazo De gemelos

– Diabetes en embarazos anteriores

  • Prevención

    Como el aumento excesivo de peso es uno de los culpables del trastorno, Adoptar una dieta equilibrada y hacer ejercicio físico son estrategias recomendadas para mantener los niveles de glucosa bajo control. Esto, por cierto, también es válido para evitar la diabetes tipo 2.

    El diagnóstico

    El obstetra, médico que acompaña el embarazo, plantea los antecedentes familiares y obtiene información sobre la rutina y el peso de la mujer. Las pruebas realizadas en la atención prenatal también comprueban los niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa en sangre en ayunas.

    Cualquier cambio en los resultados de las evaluaciones pone en marcha la señal de alarma de la diabetes gestacional. Las ecografías también son importantes: signos como un feto más grande de lo esperado y un cambio en el volumen del líquido amniótico son indicativos de problemas.

    Alrededor de la semana 24 de embarazo, el médico suele solicitar la prueba de tolerancia a la glucosa oral, también conocida como curva glucémica. En ella, la embarazada bebe una solución azucarada y se le toman muestras de sangre cada hora.

    La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llegado a recomendar una interpretación más rigurosa de esta prueba. Anteriormente, la diabetes se diagnosticaba si el resultado era igual o superior a 95 miligramos por decilitro (mg/dl). Ahora bien, la mujer embarazada ya es oficialmente portadora del trastorno si el nivel es igual o superior a 92 mg/dl.

  • El tratamiento

    La diabetes gestacional requiere un seguimiento específico, con evaluaciones periódicas de la curva glucémica. Para mantener las tasas de azúcar en orden, el médico recomienda prestar más atención a la dieta.

    Las comidas deben fraccionarse a lo largo del día y los pacientes deben escatimar en grasas. Las frutas, las verduras y los alimentos integrales deben ser una presencia constante en el menú. Si no hay contraindicación del obstetra, el ejercicio físico moderado es un aliado para domar el problema. Por lo general, el problema termina poco después del parto.

    Sin embargo, este problema aumenta el riesgo de que las mujeres desarrollen diabetes tipo 2 con el tiempo. Si tuviste altos niveles de azúcar en sangre durante el embarazo, ¡cuidado!

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