Todos los profesionales de la salud conocen bien la importancia de una evaluación precisa del dolor. Sin embargo, a menudo pueden presentarse retos a la hora de proporcionar un tratamiento eficaz del dolor a los pacientes. Es importante que nos preguntemos por qué ocurre esto y que hagamos cambios en nuestra propia práctica para mejorar nuestras herramientas y estrategias de tratamiento del dolor.
¿Por qué es importante el tratamiento del dolor?
Uno de cada cinco australianos vive con dolor crónico. Además de esta cifra, cada día muchas personas experimentan dolor agudo, que se produce después de una cirugía o de accidentes como quemaduras o fracturas.
La evaluación eficaz del dolor es crucial para el cuidado del paciente. El dolor controlado no sólo mejora el confort del paciente, sino que también mejora otras áreas de su salud, incluyendo su función psicológica y física. Por ello, es importante que todos los profesionales de la salud sean capaces de completar una evaluación precisa del dolor y de aplicar estrategias exitosas de manejo del dolor.
El dolor como quinto signo vital
Una iniciativa particular que se implementó para mejorar las habilidades de manejo del dolor de las enfermeras fue la práctica de realizar una evaluación del dolor al completar los signos vitales. Aunque esta práctica permite controlar la intensidad del dolor con regularidad, no necesariamente mejora la calidad del tratamiento del dolor administrado.
Los profesionales de la salud, especialmente las enfermeras, deben comprender que el tratamiento del dolor implica algo más que conocer la intensidad del dolor del paciente; se trata de cómo recogemos más información y qué hacemos con ella.
Diferentes tipos de dolor = diferentes herramientas de evaluación
Las herramientas unidimensionales son las más utilizadas para evaluar el dolor y se centran en un área del dolor, normalmente la intensidad del mismo.
El dolor es una experiencia subjetiva y muy individualizada para la persona que lo experimenta. Hay muchos tipos diferentes de dolor, como el dolor neuropático, el dolor somático y el dolor visceral, que además puede ser agudo o crónico según su duración. Las herramientas de evaluación del dolor deben elegirse de forma que reflejen el tipo de dolor que experimenta la persona. Estas herramientas de evaluación pueden utilizar un enfoque unidimensional o multidimensional.
Las herramientas unidimensionales son las más utilizadas para evaluar el dolor y analizan un área del dolor, normalmente la intensidad del mismo. Estas herramientas incluyen las escalas analógicas visuales, las escalas de calificación verbal y las escalas descriptivas verbales. Generalmente se utilizan cuando se realiza una evaluación del dolor en un paciente con dolor agudo. También podemos evaluar cualquier intervención comparando las puntuaciones de intensidad del dolor del individuo en diferentes momentos.
Las herramientas multidimensionales son más descriptivas y proporcionan más información sobre el dolor que las herramientas unidimensionales. Estas herramientas incluyen el cuestionario del dolor de McGill y el inventario breve del dolor, y son buenas para utilizar en casos de dolor neuropático y crónico. Además de la intensidad del dolor, también describen otras repercusiones del dolor en la salud física, psicológica, emocional y social del individuo.
¿Qué debemos incluir en nuestra evaluación?
La realización de una evaluación del dolor debe ser un proceso adaptado en función del individuo. Hay ciertos aspectos de la experiencia del dolor del paciente que debemos conocer para poder manejar eficazmente su dolor. Estos incluyen:
- Intensidad del dolor
- Calidad del dolor
- Localización del dolor y cualquier elemento irradiado
- Duración y aparición
- Factores agravantes y atenuantes
- El impacto en el paciente
Si el paciente no puede verbalizar su dolor, tenemos que basarnos en nuestras suposiciones y también observar cualquier indicador conductual y físico, como las muecas y los gemidos. A continuación, es importante aplicar estrategias de tratamiento del dolor y evaluar la eficacia de estas estrategias mediante reevaluaciones.
Obstáculos para las evaluaciones eficaces
Hay muchos obstáculos para el tratamiento eficaz del dolor, que pueden atribuirse tanto al profesional sanitario como al paciente. El profesional sanitario puede tener habilidades y conocimientos inadecuados en relación con el tratamiento del dolor, y además puede haber una documentación inadecuada del dolor, lo que dificulta el tratamiento. La edad del paciente, su enfermedad y su capacidad de comunicación también pueden interferir en la evaluación precisa del dolor.
Las ideas erróneas y los estereotipos que rodean al dolor y su tratamiento pueden influir negativamente en este proceso. El paciente puede temer la adicción a la medicación y, por tanto, puede restar importancia a su dolor. Por otra parte, si el profesional sanitario no cree que el paciente sienta realmente el nivel de dolor que declara, puede que no lo trate adecuadamente. Estos posibles obstáculos deben reconocerse y eliminarse.
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