El Padre de la Genética. Como muchos grandes artistas, la obra de Gregor Mendel no fue apreciada hasta después de su muerte. Ahora se le llama el «Padre de la Genética», pero se le recuerda como un hombre apacible que amaba las flores y que, al morir, mantenía registros exhaustivos del tiempo y las estrellas. Nació el 22 de julio de 1822 en el seno de una familia de agricultores pobres que vivían en un pueblo del norte de Moravia, que ahora forma parte de la República Checa. Su familia valoraba la educación, pero tenía pocos recursos para enviarle a la escuela, por lo que tuvo que luchar para pagar su educación.
Mendel se convierte en un académico. Su profesor recomendó a Mendel a los monjes agustinos de Brunn (actual Brno), que valoraban la ciencia, la investigación y la educación. Su profesor pensó que sería un buen candidato por su talento en física y matemáticas. A pesar de que Mendel no había planeado ser monje, fue admitido en la orden el 7 de septiembre de 1843.
Mendel pudo entonces continuar su formación en la Universidad de Viena, donde descubrió su talento para la enseñanza, aunque curiosamente fue incapaz de aprobar dos veces el examen del título de profesor. Era callado y tímido; tal vez la parte oral del examen le resultaba demasiado angustiosa. Se sentía como en casa en el jardín botánico del monasterio, donde pasaba muchas horas al día criando fucsias y plantas de guisantes.