La Apologética puede definirse simplemente como la defensa de la fe cristiana. La simplicidad de esta definición, sin embargo, oculta la complejidad del problema de definir la apologética. Resulta que se han adoptado diversos enfoques a la hora de definir el significado, el alcance y la finalidad de la apologética.
La palabra «apologética» deriva de la palabra griega apologia, que originalmente se utilizaba como discurso de defensa. En la antigua Atenas se refería a una defensa realizada en la sala del tribunal como parte del procedimiento judicial normal. Tras la acusación, el acusado podía refutar los cargos con una defensa (apología). El ejemplo clásico de una apología fue la defensa de Sócrates contra la acusación de predicar dioses escénicos, una defensa relatada por su alumno más famoso, Platón, en un diálogo llamado La Apología.
La palabra apología aparece 17 veces en forma de sustantivo o verbo en el NT, y puede traducirse como «defensa» o «vindicación» en todos los casos. La idea de ofrecer una defensa razonada de la fe es evidente en Flp 1:7, 16: y especialmente en 1 Pe 3:15, pero no se esboza ninguna teoría específica de la apologética en el NT.
En el siglo II esta palabra general para «defensa» comenzó a tomar un sentido más estrecho para referirse a un grupo de escritores que defendían las creencias y prácticas del cristianismo contra diversos ataques. Estos hombres eran conocidos como apologistas debido a los títulos de algunos de sus tratados, pero aparentemente no fue hasta 1749 que se utilizó apologética para designar a un discípulo teológico específico.
Se ha hecho costumbre utilizar el término apología para referirse a un esfuerzo o trabajo específico en defensa de la fe. Una apología puede ser un documento escrito, un discurso o incluso una película. Los apologistas desarrollan sus defensas de la fe cristiana en relación con cuestiones científicas, históricas, filosóficas, éticas, religiosas, teológicas o culturales.