Me cuesta mucho comprar ciertas cosas prefabricadas. Como que me duele. Me parece mal comprar algo que está lleno de ingredientes extraños e impronunciables cuando se puede hacer tan fácilmente en casa.
Durante muchos años pensé que la sopa condensada en lata era una de esas cosas que había que comprar. A veces, los alimentos están tan procesados que son muy difíciles de reproducir en casa. Y algunos son tan laboriosos que no merecen la pena. Pero ante la necesidad de utilizar una lata de sopa en la que figuraba el glutamato monosódico como uno de los ingredientes, decidí intentar hacerla yo misma.
¡Es tan fácil! Es cierto que requiere más esfuerzo que sacar la tapa de una lata, pero hay algo satisfactorio en hacerla uno mismo. Además, puedes controlar todo lo que contiene.
Estos son los sencillos ingredientes que necesitarás: champiñones (puedes usar los que quieras; yo usé cremini), ajo, cebolla, nata, caldo de pollo (¡el casero es el mejor!), harina, sal y pimienta.
¡Y no puedo creer que casi me olvide de la mantequilla!
Primero, pica todas las verduras. Quieres que los champiñones se corten en dados bastante pequeños. También los he picado con un robot de cocina, pero eso los hace demasiado finos para mi gusto.
Derrite la mantequilla en una sartén.
Añade los champiñones y las cebollas. Saltear hasta que estén tiernos, unos 8 minutos.
Sazonar al gusto con sal y pimienta.
Añadir el ajo y cocinar durante 2 minutos.
Añadir la harina y cocer 2 minutos más.
Incorporar rápidamente la nata y el caldo de pollo hasta que quede bien homogéneo. Llevar a ebullición y hervir durante 1 minuto. Retirar del fuego y dejar que se enfríe un poco.
Transfiera a un tarro y deje que se enfríe completamente antes de guardarlo en la nevera o en el congelador.