Discusión
La epiglotitis aguda es una afección que pone en peligro la vida del paciente y que se caracteriza por la inflamación, principalmente, de la epiglotis y de otras estructuras laríngeas supraglóticas, y estos casos clínicos requieren una intervención urgente (9, 10). Aunque es frecuente en niños de entre 2 y 5 años, también puede observarse en adultos. En los adultos, es frecuente en los varones de entre 30 y 70 años (11). Los estudios epidemiológicos han demostrado que el número de casos de epiglotitis aguda ha disminuido en los niños debido a la vacunación adecuada, mientras que el número de casos en adultos ha aumentado significativamente (11, 12).
Aunque la epiglotitis del adulto suele ser bacteriana, se han descrito algunos casos en los que no se ha podido aislar ningún patógeno; por lo tanto, se ha sospechado de agentes virales en su etiología (5). A diferencia del caso del grupo de edad pediátrico, el agente microbiológico causante en los adultos no es fácil de identificar, y las diferencias estacionales en la incidencia de la infección en los adultos no son tan pronunciadas como en los niños (11). En nuestro estudio, sólo se tomaron cultivos bacterianos de cinco pacientes, y en uno de ellos se observó un crecimiento de S. pneumoniae.
La bibliografía existente indica que las causas no infecciosas, como las lesiones térmicas y cáusticas, las enfermedades autoinmunes, las úlceras epiglóticas y el angioedema, están implicadas en la etiología de la epiglotitis (6, 7, 13-15). En nuestro estudio, aunque 16 pacientes tenían la causa infecciosa de la epiglotitis, ocho pacientes tenían causas no infecciosas. Entre los casos de epiglotitis no infecciosa, dos pacientes tenían angioedema, dos habían experimentado la ingestión de organofosforados, uno había experimentado la aspiración de agua caliente, uno había experimentado la aspiración de leche caliente, uno había experimentado la aspiración de un cuerpo extraño (espina de pescado), y uno tenía epiglotitis debido a la enfermedad de Behçet.
Los síntomas más comunes de la epiglotitis en adultos son odinofagia, dolor de garganta, dificultad respiratoria, disfagia, ronquera, voz apagada y fiebre (2, 3, 9). El dolor de garganta fue el síntoma más común de epiglotitis infecciosa y no infecciosa en nuestros pacientes. La odinofagia fue el segundo síntoma más común en los pacientes infecciosos, y la voz apagada fue el segundo síntoma más común en los pacientes no infecciosos. La fiebre no fue un signo significativo en los pacientes con epiglotitis no infecciosa, aunque se encontró en 10 pacientes con epiglotitis infecciosa. No se observó leucocitosis en la epiglotitis no infecciosa, aunque se encontró en cuatro pacientes con epiglotitis infecciosa.
En los niños, los síntomas de la epiglotitis aguda progresan en cuestión de horas, mientras que la progresión tarda días en los adultos (3). El riesgo de obstrucción de las vías respiratorias superiores es mayor en los niños debido a la estrechez de sus vías respiratorias y a su tejido linfoide más reactivo en las zonas supraglóticas (1). En nuestros pacientes, los síntomas de la epiglotitis aguda aparecieron entre 5 horas y 2 días, mientras que los síntomas aparecieron en cuestión de minutos en la epiglotitis no infecciosa.
La epiglotitis aguda se diagnostica mejor mediante un examen laringoscópico indirecto, directo o flexible. En particular, en los niños, la laringoscopia indirecta puede inducir espasmo laríngeo y dificultad respiratoria aguda. Sin embargo, en los adultos, la herramienta de diagnóstico más adecuada es la laringoscopia flexible debido a las ventajas de la amplitud de la vía aérea superior del adulto, la tolerancia del paciente adulto al examen, la ausencia de necesidad de anestesia y la capacidad de examinar a simple vista el edema supraglótico y epiglótico. El examen laringoscópico puede realizarse con seguridad en adultos, a diferencia de los niños (2, 3, 12).
Otro examen diagnóstico es la radiografía lateral tomada con una dosis de tejido blando para la epiglotitis aguda. La radiografía lateral muestra el típico signo del pulgar que se caracteriza por la inflamación de la epiglotis y/o de otras estructuras supraglóticas (16, 17). Sin embargo, da resultados falsos positivos y falsos negativos. Wong y Berkowitz (16) informaron de que el signo del pulgar tenía una probabilidad del 16% de ser un resultado falso negativo. Chan et al. (18) informaron de que el signo del pulgar se observó en el 65% de 32 pacientes adultos. En nuestro estudio, ninguno de nuestros pacientes se sometió a una radiografía lateral. En los pacientes con dificultad respiratoria, se prefirió un método más seguro de laringoscopia flexible para conservar el tiempo. La epiglotis congestionada fue el signo más destacado en la epiglotitis infecciosa. Sin embargo, en la epiglotitis no infecciosa causada por angioedema, no se observó acumulación de saliva ni mucosa eritematosa; sólo se observó edema de las estructuras supraglóticas. En la epiglotitis causada por lesiones térmicas o cáusticas, además del edema de la epiglotis, las lesiones ulcerosas en las cuerdas vocales y la faringe debidas a quemaduras térmicas o químicas eran prominentes en el examen de la laringe. En la enfermedad de Behçet, el principal hallazgo laringoscópico fue la úlcera y el edema epiglóticos.
La base del tratamiento de la epiglotitis es mantener una vía aérea abierta y proporcionar terapia médica. En primer lugar, debe establecerse una vía intravenosa, y el paciente debe ser monitorizado para evaluar la saturación de oxígeno, los hallazgos cardíacos y vitales. El paso más importante en este tratamiento es mantener la vía aérea (3, 4, 12). Por ello, a dos de nuestros pacientes se les practicó una traqueotomía y a uno se le intubó. La etiología tiene un papel importante en el tratamiento médico. Se administró tratamiento con corticoides cuando el paciente ingresó por primera vez en el hospital. Ninguno de nuestros pacientes presentaba una dificultad respiratoria grave, por lo que se comenzó con cefotaxima y metronidazol, y no se aplicó la dosis de mantenimiento de esteroides. Por otro lado, la epiglotitis no infecciosa no requirió terapia antibiótica, y se aplicó el tratamiento con esteroides como opción de tratamiento esencial.