Muévete, Freud: Hay un nuevo y popular tipo de terapia en la ciudad, y no implica estar tumbado en un sofá o hablar de tu madre.
Se llama terapia cognitivo-conductual (TCC), y en realidad no es tan nueva, ya que ha existido de una forma u otra desde al menos la década de 1960. La TCC es una forma de terapia conversacional en la que se interactúa con un terapeuta capacitado, pero no se trata de desenterrar el pasado. En su lugar, se centra en el presente y le enseña a reconocer cómo responde a los factores de estrés en su vida y cómo podría cambiar sus respuestas con el fin de aliviar su angustia.
«El terapeuta y el cliente trabajan juntos, con el entendimiento de que cada persona tiene experiencia. El terapeuta tiene experiencia sobre cómo cambiar el comportamiento y el cliente tiene experiencia sobre sus experiencias vitales y lo que más le importa», dice la doctora Kristen Lindgren, psicóloga y experta en TCC que ejerce en el Centro Médico de la Universidad de Washington-Roosevelt.
La TCC se basa en la idea de que nuestros pensamientos, emociones y comportamientos están interconectados y que si cambiamos uno de ellos podemos cambiar los demás. Esto puede sonar a moda, pero también es eficaz y se ha estudiado rigurosamente. Existen variaciones de la TCC para todo tipo de problemas de salud mental, desde la ansiedad hasta la depresión, pasando por la esquizofrenia y los trastornos por consumo de sustancias.
El objetivo es aprender habilidades que puedas utilizar fuera de la consulta del terapeuta para abordar problemas de la vida real, dice Lindgren. Cuanto más practiques, más se convertirán las habilidades de la TCC en un hábito.
«Si eres alguien que tiene buenas intenciones pero necesitas a alguien a quien rendir cuentas, yo pediría una cita con un terapeuta», dice Lindgren. «Pero si sabes que eres una persona que es buena autodidacta, es razonable pensar en hacerlo por tu cuenta».
Aquí tienes sus consejos para practicar las técnicas en casa (o donde quiera que estés).
Cambia tu perspectiva
Usar una técnica llamada reestructuración cognitiva puede ayudarte a modificar los pensamientos problemáticos, lo que a su vez puede ayudarte a cambiar tu comportamiento. La próxima vez que note que se siente ansioso o deprimido, pregúntese: ¿En qué estoy pensando o con qué emociones estoy luchando que pueden estar causando que me sienta así? Fíjate en si algún pensamiento o recuerdo concreto da lugar a síntomas físicos angustiosos; incluso puedes hacer una lista. Hacer esto le ayudará a empezar a comprender cómo están conectadas sus emociones y pensamientos y qué es lo que le desencadena.
Equilibre sus pensamientos
Muchas luchas de salud mental implican pensamientos o predicciones angustiosos, pero inherentemente erróneos, que influyen en el comportamiento. Por ejemplo, si te sientes ansioso cuando hay multitudes y, por lo tanto, las evitas activamente, puedes decirte a ti mismo que si intentas ir a un lugar lleno de gente -como un partido deportivo o un concierto- entrarías en pánico, harías algo que te avergonzaría y no lo disfrutarías. Esa creencia refuerza entonces su evitación.