Los pensamientos automáticos, un concepto de la terapia cognitivo-conductual, son imágenes o actividad mental que se producen como respuesta a un desencadenante (como una acción o evento). Son automáticos y «surgen» o «parpadean» en la mente sin que el pensamiento sea consciente. Los pensamientos automáticos pueden ser beneficiosos. Por ejemplo, estás conduciendo y empieza a llover mucho. Automáticamente piensas «tengo que tener cuidado», lo que te produce una sensación de ansiedad que te lleva a conducir con más precaución. Los pensamientos automáticos también pueden tener efectos negativos para las personas que tienen problemas de depresión o ansiedad.
Por ejemplo, una persona con ansiedad ve que un conocido frunce el ceño en su dirección. Inmediatamente piensa: «¡Esa persona me odia!», lo que provoca sentimientos de ansiedad, preocupación y tristeza. Pensamientos como éste pueden ser perjudiciales e innecesarios: ¡la persona que frunce el ceño acaba de tener un dolor en la pierna! La terapia cognitivo-conductual se centra en los patrones de pensamiento negativos y en los pensamientos automáticos que hacen que las personas estén deprimidas o ansiosas. Al cambiar estos patrones y discernir cómo se producen puede ayudar a tratar los problemas emocionales.