Ruptura del ligamento cruzado craneal (LCC) Síntomas y opciones de tratamiento para perros y gatos

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La ruptura del ligamento cruzado craneal (LCC) es el desgarro de un ligamento importante en la articulación de la rodilla, lo que resulta en la inestabilidad parcial o completa de la articulación, el dolor y la cojera. Los ligamentos rotos se retraen, no se curan y no pueden repararse completamente. Si la lesión no se trata, suelen producirse daños en los tejidos conectivos y una enfermedad articular degenerativa.

El LCC se une al fémur (hueso del muslo), atraviesa la articulación de la rodilla y se une a la tibia (hueso de la espinilla). El LCC mantiene la tibia en su sitio y evita la rotación interna y la hiperextensión. El menisco (fibrocartílago situado entre el fémur y la tibia) absorbe el impacto y proporciona una superficie de deslizamiento entre el fémur y la meseta tibial. El menisco medial puede desgarrarse cuando la rodilla está inestable por una rotura del LCC.

La rotura del LCC es una de las lesiones ortopédicas más comunes en los perros y es la causa más común de enfermedad articular degenerativa en la articulación de la rodilla. La rotura del LCC se produce en perros de todos los tamaños, pero es más frecuente en las razas grandes y gigantes. La rotura del LCC también puede producirse en los gatos, pero con menor frecuencia.

La aparición crónica (degeneración y rotura generalmente por envejecimiento) se produce en el 80% de los casos y ocurre en perros de 5 a 7 años de edad. La aparición aguda (rotura causada por una lesión) es más común en perros menores de 4 años. La rotura crónica se produce después de que el ligamento se haya degenerado con la edad. Las fibras se debilitan y se rompen parcialmente, la articulación se vuelve inestable y se desarrolla una enfermedad articular degenerativa. Un LCC parcialmente desgarrado acaba por romperse por completo.

Los síntomas de la rotura del LCC incluyen crepitación (ruido crepitante de los huesos rozándose entre sí), disminución de la amplitud de movimiento, extensión de la pata trasera al sentarse (signo de estar sentado), dolor al tocar la articulación de la babilla, reticencia al ejercicio, restricción de la movilidad o de la extensión, rigidez después del ejercicio, hinchazón, sensación de grosor o firmeza de la articulación y desplazamiento del peso hacia un lado del cuerpo al ponerse de pie. Una vez que se rompe el ligamento, el movimiento de la articulación desalineada provoca más daños, inflamación, dolor y, finalmente, una enfermedad articular degenerativa. Si el menisco está roto, puede oírse un chasquido cuando el animal camina.

El diagnóstico incluye un examen clínico y la historia clínica (información sobre la cojera y la lesión). El veterinario comprueba la amplitud de movimiento de la articulación. El signo del cajón craneal es definitivo para diagnosticar la rotura del LCC. Puede ser necesaria la anestesia para mover la extremidad en la medida necesaria, ya que el dolor de una rotura del LCC puede ser intenso y la tensión muscular puede restringir el movimiento de la articulación. La radiografía (rayos X) puede sugerir, pero no puede confirmar, un desgarro parcial o una rotura completa

El tratamiento de la rotura del LCC tiene como objetivo aliviar el dolor y aumentar el uso y la movilidad. El tratamiento conservador (control del peso, reposo, medicación) suele combinarse con la cirugía, pero puede utilizarse solo en perros que pesan menos de 25 libras y en gatos. Sin embargo, la cojera puede continuar hasta la reparación quirúrgica y se espera una progresión más rápida de la artritis.

La cirugía es el tratamiento preferido en perros de más de 25 libras. Es posible que no restablezca completamente la función, pero proporciona buenos resultados si se realiza a las pocas semanas de la lesión. La cirugía ralentizará, pero no detendrá, la enfermedad articular degenerativa (artritis). Existen varios procedimientos quirúrgicos con buenos resultados. La experiencia del cirujano y el tamaño y el tipo de perro determinan la técnica quirúrgica utilizada para reemplazar la función del ligamento desgarrado.

En la técnica de imbricación extracapsular, se coloca una sutura pesada de nylon a través de la articulación, comenzando en el aspecto exterior del fémur y rodeando la cresta tibial – en esencia, reemplazando el LCC. En las semanas posteriores a la intervención, se forma tejido cicatrizal que proporciona estabilidad adicional a la articulación.

En la osteotomía de nivelación de la meseta tibial (TPLO), se modifica la biomecánica de la articulación de la rodilla para que el LCC deje de ser necesario para la estabilidad de la articulación. La modificación quirúrgica del ángulo de la meseta tibial impide que el fémur se deslice fuera de la tibia. Muchos perros pueden mover la extremidad en una semana y el tiempo de recuperación suele ser corto. Según se informa, esta compleja cirugía tiene buenos resultados en perros que pesan más de 35 libras.

En cualquiera de los dos procedimientos, se evalúa el menisco y, si está dañado, se extirpa.

Después de la cirugía, la mascota debe estar confinada y la actividad estrictamente limitada durante varias semanas. La dieta debe modificarse para evitar el aumento de peso. Al principio se permite que la mascota salga al exterior sólo para hacer sus necesidades. El ejercicio posterior puede aumentarse gradualmente tras un seguimiento de 6 semanas. La actividad normal suele reanudarse 2-3 meses después de la cirugía.

Hasta un 15% de los pacientes requieren una cirugía adicional para reparar el daño en el menisco. Hasta el 40% de los perros tienen rotura del LCC en la otra pata trasera en los 18 meses posteriores a la cirugía. Si se rompe el LCC de la otra articulación de la rodilla, la cirugía se pospone hasta que la articulación reparada se recupere por completo. El pronóstico es de bueno a excelente y la función completa se recupera en más de la mitad de los casos. La presencia de una enfermedad articular degenerativa afecta negativamente al pronóstico a largo plazo.

Las mascotas pueden seguir experimentando rigidez y cojera después de un ejercicio vigoroso, especialmente si existe una enfermedad articular degenerativa avanzada.

Puede encontrarse información adicional sobre la rotura del ligamento cruzado craneal (y otros trastornos quirúrgicos comunes en perros y gatos) en el sitio web del American College of Veterinary Surgeons.

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