Empieza por simplificar tu rutina de belleza. Los productos adecuados, junto con una limpieza e hidratación constantes, pueden ayudar mucho a combatir la sequedad. Hacer algunos cambios sencillos en tu dieta también puede marcar la diferencia.
Deshazte de los productos agresivos
Paso 1: Evalúa lo que te pones actualmente en la cara y lo que debe desaparecer.
Aunque la industria cosmética hace que parezca que necesitas un arsenal de productos, no es necesariamente el caso. El uso excesivo, e incluso el uso regular excesivo, de limpiadores faciales y productos para la piel como exfoliantes, limpiadores profundos y peelings que contienen productos químicos agresivos o alcohol pueden resecar seriamente su piel. Y recuerde que la piel de debajo de los ojos es más fina y sensible, por lo que es mucho más vulnerable a la irritación.
Siga una rutina diaria de cuidado de la piel
Acostúmbrese a lavarse la cara todos los días, por la mañana y por la noche. Cambia a un limpiador facial suave y sin jabón, y utiliza movimientos suaves y agua tibia en lugar de caliente. Busca una crema hidratante ligera y sin aceites y aplícala después de secar la piel con palmaditas. Aplícalo ligeramente en la zona sensible de los ojos.
Si utilizas corrector, busca marcas hipoalergénicas y recomendadas por oftalmólogos. Y recuerde que es especialmente importante desmaquillarse antes de irse a la cama.
Reduzca el estrés de su piel
A veces no nos damos cuenta de todas las pequeñas formas en las que estamos sometiendo a nuestra piel a un estrés adicional, especialmente en esas zonas súper sensibles. Evita frotarte debajo de los ojos y usar agua demasiado caliente en la cara. Además, asegúrate de utilizar pinceles de maquillaje limpios y evita reaplicar el maquillaje debajo de los ojos con demasiada frecuencia. Todo esto reducirá el estrés de la piel de los ojos.
Supera tu dieta
Una hidratación adecuada es esencial para un cuerpo sano, y también ayuda a combatir la piel seca. Procura llevar una dieta con alimentos ricos en antioxidantes, como las verduras de hoja verde, las frutas de colores vivos y los frutos secos. Evita los alimentos procesados (evita las patatas fritas), las bebidas (sayonara, soda) y los carbohidratos refinados (despídete de esos pasteles y galletas).